2022 | El Heraldo de México

Consciente del cliché que significa recurrir al ritual de balances y reflexiones propio de cada cierre de año, así como de los posteriores compromisos y buenos deseos para el nuevo ciclo, prefiero compartir algunas ideas e impresiones personales sobre este 2022.

El mundo apenas intentaba asimilar el annus horribilis que representaba el 2020 y que duró hasta 2021, cuando a principios de 2022 estalló el conflicto entre Rusia y Ucrania.

Ese evento desencadenó a muchos. Fue una especie de recordatorio de cuán frágiles son los paradigmas sociales, políticos, económicos y culturales que sirven como pegamento para mantener unidas a nuestras sociedades. Y muchas veces olvidamos esa fragilidad.

Lo más curioso de este tipo de mecanismos de defensa de nuestro cerebro es que la realidad nos confronta constantemente con nuestra vulnerabilidad, pero es obvio que para mantener un nivel aceptable de cordura optamos por ignorar gran parte de lo que sucede a nuestro alrededor.

Todo esto me llevó a reflexionar y pensar mucho sobre el momento histórico que estamos viviendo y lo que nos puede deparar el futuro inmediato.

El punto de inflexión que significó la emergencia sanitaria para la historia reciente de la humanidad aceleró muchos procesos de cambio que ya venían produciéndose desde hace algunos años, y me parece que este 2022 ha sido una especie de primer capítulo de esta nueva etapa para la especie humana y para todo el planeta.

Vivimos en una época en la que los sistemas políticos, sociales y económicos que nos rigen atraviesan un profundo desgaste.

El malestar social que esto ha provocado va en aumento junto con las desigualdades: el eterno mal de la pobreza es una especie de cáncer que no tiene intención de amainar y la crisis climática que atravesamos no hace más que empeorar. estos fenómenos.

Todo esto sucede en un contexto en el que el Hemisferio Occidental carece de un liderazgo fuerte capaz de enfrentar las amenazas que acechan a las democracias liberales, tal es el caso del auge de expresiones políticas de extrema derecha e izquierda que cada día ganan más adeptos. .

El triunfo de Giorgia Meloni en Italia, la derogación de la ley Roe vs. Wade en Estados Unidos, el ascenso de la ultraderecha en Suecia y el clima de creciente polarización que viven muchas sociedades en todo el mundo son solo algunos de los procesos de cambio que tendremos que afrontar en 2023 y en los próximos años.

Del otro lado del espectro político, llamó la atención el giro a la izquierda en América Latina, que se consolidó este año con la victoria de Lula da Silva en Brasil. En lo que respecta a México, 2022 marcó el inicio de una muy temprana sucesión presidencial que ha llevado a los principales aspirantes de Morena a iniciar extraoficialmente su campaña.

También me gustaría resaltar que a pesar de las complejidades del panorama económico internacional, México pudo contener y mitigar los impactos negativos de la inflación.

Lamentablemente, todos estos fenómenos políticos y sociales tienden a separarnos, a sembrar odios basados ​​en mentiras y prejuicios étnicos que creíamos superados, y eso me lleva a la reflexión final de este año que ya casi termina.

Aunque el panorama parezca oscuro y si bien es cierto que como especie nos enfrentamos a enormes retos, también es cierto que somos capaces de sentir empatía, que hay mucha gente por ahí que hace el bien y que se preocupa y cuida por los demás humanos. seres , personas que dedican su vida al cuidado de otras especies con las que compartimos este planeta.

Personas que trabajan cada día desde campos muy diferentes para que este sea un mundo más justo. Personas que no roban, no matan, no dañan a los demás. Personas generosas que siempre comparten lo mucho o lo poco que tienen.

Todo esto es un gran recordatorio de que somos más lo que queremos que el bien. Que podamos derribar las barreras que nos imponen. Que el odio, la intolerancia, la injusticia y la desigualdad no tienen por qué ser un destino sellado en piedra.

Hemos sobrevivido mucho para llegar a donde estamos ahora. Solo tenemos que recordar que lo que nos une es mucho más fuerte que lo que nos separa.

Feliz 2023.

Por cierto…

No puedo dejar de mencionar que este año se llevó a cabo uno de los mundiales más polémicos de la historia. El evento deportivo más popular del planeta se celebró por primera vez en un país árabe, Qatar, que tiene poca o ninguna tradición futbolística.

Ni las acusaciones de corrupción y soborno para que el poderoso país árabe sea la sede, ni los cuestionamientos sobre los abusos sistemáticos contra los derechos humanos que se viven en ese país, ni las pésimas condiciones en las que se construyó la infraestructura adecuada para celebrar el encuentro, ni las absurdas regulaciones para los visitantes empañaron el evento, que captó la atención de millones.

La tremenda reacción de los argentinos al ver a su selección ganar un tercer mundial luego de 36 años nos dice mucho del poder que tiene este deporte sobre las masas. Si mostráramos la misma pasión por defender la democracia, sería otra cosa.

POR JAVIER GARCÍA BEJOS
COLABORADOR
@JGARCIABEJOS

CAMARADA

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