8 de marzo, un recordatorio y un llamado

El 9 de marzo de 2020, un día después de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, se llevó a cabo una manifestación histórica en la que las mujeres de México no solo expresaron su hastío por el clima de violencia y vulnerabilidad que enfrentan a diario, sino que también hicieron visible con su ausencia, la relevancia que tienen para el funcionamiento de nuestro país y nuestra sociedad.

Fue un primer gran paso y, desde entonces, cada año se ha realizado la marcha que ha conseguido el objetivo de visibilizar el problema y convocar a la concienciación de toda la sociedad, pero lamentablemente no ha sido suficiente para cambiar el clima de violencia y discriminación contra la mujer.

En esa ocasión reflexioné precisamente sobre eso, el hecho de que las mujeres mexicanas alcen la voz nos debe llevar a reflexionar como sociedad y cambiar nuestra forma de pensar. Hoy, cuatro años después, sigo creyéndolo, pero también tengo claro que lograr ese objetivo llevará mucho tiempo y, por eso, las mujeres -y también los hombres- deben seguir luchando por sus derechos, no solo cada 8 de marzo, pero día a día

Será un largo camino, pero la historia de nuestro país nos ha demostrado que las grandes conquistas sociales son el resultado de años y años de lucha que, tarde o temprano, da frutos. También lo fue el derecho al voto de las mujeres, la paridad en la política electoral, el reconocimiento del trabajo doméstico, la despenalización del aborto en algunos estados, entre otros ejemplos.

En la legislatura pasada y en la actual se han aprobado un número sin precedentes de reformas de género; Los avances legislativos han sido relevantes, pero aún queda un largo camino por recorrer para que se traduzcan en hechos y transformen la realidad, lo cual no lo harán por sí solos, ya que se requieren políticas públicas, acciones decididas del Estado y, por supuesto, supuesto, educar a las nuevas generaciones.

Creo firmemente que la violencia contra las mujeres es un reflejo de lo que somos como sociedad, por lo tanto, los niveles de violencia y misoginia nos deben indignar y preocupar a todos, pero sobre todo nos deben preocupar, ya que implican una grave ruptura de el tejido social. .

No debemos seguir permitiendo que las mujeres en nuestro país, en nuestras ciudades, en nuestras calles, en nuestros espacios públicos, en nuestros lugares de trabajo, en el transporte público y hasta en nuestros hogares, se sientan inseguras y, de hecho, lo son. . Como esposo y padre de dos mujeres, pero también como mexicano, simplemente me niego a hacer eso.

El Día Internacional de la Mujer es un recordatorio de la situación de violencia y desigualdad que sigue prevaleciendo en un mundo incapaz de acabar con el machismo y la misoginia, pero también un llamado a entender que está en nuestras manos cambiar esa realidad. México ya no resiste la violencia contra las mujeres.

POR BENJAMÍN ROBLES MONTOYA

COLABORADOR

@BENJAMINROBLESM

LSN

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