Ahí van de nuevo | El Heraldo de México

Ya hemos visto esta película. Se viene la segunda parte. Es la impronta más visible, y reciente, de la creciente polarización que enmarca la pronta sucesión presidencial de 2024.

Se enfrentan. Se entiende que hay quienes, acostumbrados a la corrección política y al cuidado de las «formas», no conciben que haya un debate público. No entienden que se critica duramente al presidente y que el presidente responde. No consideran positivo que los ciudadanos salgan a la calle a expresar sus ideas y defenderlas desde el espacio público. Pero en una democracia, en un ambiente de libertades, la participación ciudadana debe ser bienvenida. Marchas y protestas, mítines y manifestaciones alimentan la discusión y son síntoma de pluralidad. Escuchar distintas voces en distintas causas construye ciudadanía.

Las voces únicas, por el contrario, son un reflejo del autoritarismo. Hacia fines del año pasado, fuimos testigos de movimientos diametralmente opuestos que tomaron las calles. Ambos lograron copiosas concentraciones. La primera -dijeron quienes participaron- en defensa del INE. La segunda, en apoyo al presidente López Obradoren el marco de su cuarto año de gobierno.

Ahora vendrá la segunda parte de algo que fue, en términos políticos, provechoso para ambos bandos; les dio cohesión. Este domingo 26 de febrero miles de ciudadanos saldrán «en defensa del INE», aunque el presidente asegura que defenderán «la corrupción y hasta luna garcia”. Unas semanas después, el 18 de marzo, en el marco del aniversario de la Expropiación Petrolera, AMLO Ha llamado a su pueblo a reunirse en el Zócalo capitalino.

Ambos, sobra decirlo, tienen el mismo derecho a salir a la calle, caminar y expresarse. Más, si como sucedió el año pasado en ambos casos, las marchas y mítines se desarrollan de manera pacífica. Eso también hay que celebrarlo. En un régimen autoritario, donde las libertades están limitadas, eso sería impensable. Es, entonces, plausible que todos puedan salir a defender lo que creen.

Es natural que algunos digan que su marcha fue más poderosa y reunió a un mayor número de personas. También es de esperar que quienes asistieron a uno vean mayor fuerza en el suyo y ataquen –e incluso estigmaticen- al otro. Un punto medio no nos vendría mal, para no perder la perspectiva y reconocer que en este país hay diversidad de opiniones y voces.

También sería saludable llamar a las cosas por su nombre. La marcha en defensa del INE, bajo la premisa #ElINENoSeToca, es en realidad un airado reclamo a un gobierno, y una protesta contra una persona: el presidente. Esa fue la causa que movió a decenas de miles el año pasado a salir a manifestarse. De igual forma, la marcha que respondió a la primera no fue para conmemorar el cuarto año de un gobierno, sino para cerrar filas y mostrar el apoyo absoluto a un hombre: López Obrador. Ambos están bien; encajan en el México plural que somos, encajan en la diversidad de nuestra sociedad.

Lo que no es constructivo ni saludable es que ambos polos no puedan escucharse, que sus diferencias trasciendan el terreno de la divergencia pública para estacionarse en litigios personales. Ojalá superemos eso, todos estén de acuerdo y toquen.

POR MANUEL LÓPEZ SAN MARTÍN
M.LOPEZSANMARTIN@GMAIL.COM
@MLOPEZSANMARTIN

CAMARADA

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