Según la visión de un profundo conocedor del régimen cubano, el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, se habría colocado en una posición privilegiada para negociar, o asesorar, si se quiere decir, la liberación de los presos políticos en la isla.
La afirmación no es gratuita ni está fuera de lugar. El periodista Gerardo Arreola es autor del libro Cuba, el futuro a debate y basó su visión en más de 15 años como corresponsal del diario La Jornada en la isla.
Pocos, si es que los hay, conocen a Cuba y su régimen como Arreola, y pocos, si es que los hay, necesitan tanto como López Obrador una salida política para sus gestos de solidaridad con el ya más burocrático que revolucionario gobierno cubano.
La semana pasada López Obrador entregó la condecoración de El Águila Azteca a su colega cubano, Miguel Díaz-Canel, durante una visita en la que también se anunció la contratación de más médicos cubanos para suplir, según la versión oficial, carencias en México, como así como la compra de hasta 25 000 toneladas de piedra cubana para consolidar los cimientos del tren maya, en construcción.
De acuerdo con el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, México también encabezará una campaña para que Estados Unidos ponga fin al bloqueo económico a Cuba, que según reportes de prensa atraviesa una aguda crisis combinada con una respuesta exagerada a las protestas de los no conformidad por parte de la población.
Arreola señaló el año pasado, tras la aparición de su libro, que llama la atención que las manifestaciones de julio de 2021 derivaron en cientos de juicios con altas condenas para sus participantes. “El fondo de la situación, reconocido por el propio gobierno, es que había gente insatisfecha, indignada por la espectacular suba de precios y la escasez de productos básicos, quizás agravada por la pandemia”, explicó.
La represión hizo poco para que el régimen de Díaz-Canel simpatizara más, y en ese sentido la mano tendida de López Obrador es un alivio importante, pero puso al presidente mexicano en medio de un acalorado debate dentro y fuera de México.
La liberación de los presos políticos por intermediación de López Obrador brindaría lo que bien podría ser una grata salida política a una situación que no ha redundado en ventajas reales para Díaz-Canel, y ciertamente un impulso a la imagen de López Obrador. quien poco tiene que mostrar por sus gestos de apoyo político y económico a la cubana.
De hecho, algunos analistas aseguran que López Obrador compite con el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva por actuar como intermediario entre Washington y La Habana.
Para López Obrador sería importante ya que la cercanía de las relaciones con Estados Unidos hace que sus expresiones de simpatía por el régimen cubano sean escrutadas y magnificadas negativamente por grupos y políticos cubanoamericanos.
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