Ante la inseguridad, La Habana parece una cárcel urbana

LA HABANA. – La capital de Cuba, La Habana, se ve diferente desde el noveno piso de un apartamento en el barrio del Vedado. No se perciben las fachadas de casas ruinosas, la basura tirada en la vía pública, ni el repugnante olor a cloaca que recorre las calles. La perspectiva es diferente.

Puedes ver la embestida de las olas del Océano Atlántico contra los arrecifes del Malecón, el cielo estrellado y la brisa fresca suavizan el calor. La noche parecía perfecta. Al menos eso pensó la pareja de Sergio y Marianela.

Sentados en el balcón de su casa, mientras escuchaban un disco del brasileño Roberto Carlos, descorcharon una botella de vino tinto para celebrar sus bodas de plata. Pasadas las diez, decidieron ir a un bar privado de la zona. Mientras caminaban por una calle oscura, tres muchachos atléticos, con el rostro cubierto con pañuelos, se les acercaron y les ordenaron pasar a un pasillo.

Les robaron el dinero, los dos celulares y las llaves del auto estacionado en el garaje del edificio. Uno de ellos, dice Sergio, “tenía un cuchillo que usan los carniceros. Los otros dos portaban revólveres. Antes de subir al apartamento entramos en el garaje y vimos que el coche ya no estaba. No fue un robo casual, fue planeado. Probablemente sean vecinos del barrio. Presenté la denuncia hace más de un mes. Y nada. El instructor policial dice que es una banda que opera en la zona y se dedica a robar motos y carros eléctricos.

A Sheila, estudiante universitaria, le robaron un iPhone 13 hace mes y medio en un autobús urbano. “Fue un regalo de mi hermano que vive en Miami. Fue en un P-6 lleno de gente. Estaba escuchando música con sus auriculares, cuando de repente un tipo jaló mi bolso donde tenía su celular y aprovechando que el bus estaba en una parada de buses, salió corriendo con su teléfono. Todo fue en cuestión de segundos. Empecé a gritar, pero el ladrón ya había desaparecido. Fui a ETECSA para que pusieran el teléfono en la lista negra e hicieran la denuncia a la policía. En la unidad me dijeron que uno de cada veinte celulares que se roban aparece. Hay una plaga de asaltos en La Habana. Ya no se puede salir a la calle».

Un exinstructor del DTI (Departamento Técnico de Investigación) reveló a DIARIO LAS AMÉRICAS que “los casos de captura del agresor han disminuido drásticamente. La crisis económica también afecta a los cuerpos policiales de investigación. No hay reactivos para tomar huellas dactilares en el lugar del robo y las cámaras de vigilancia, salvo en las zonas prioritarias donde viven diplomáticos y altos funcionarios del gobierno, generalmente están rotas o no funcionan. Pero el problema más grave, además de la escasez de recursos, es la falta de instructores capacitados. Los mejores se han jubilado o se han trasladado a sectores privados donde pagan mejores salarios. El nivel profesional de la mayoría de los investigadores hoy en día es muy bajo. La técnica se prioriza en los casos más relevantes de delitos o faltas contra la Seguridad del Estado”.

la policia nula

Hace tres días, a Leonel, vecino de Víbora Park, un barrio del municipio de Arroyo Naranjo, al sur de La Habana, le robaron el compresor del aire acondicionado split que tenía instalado en el techo de su edificio. “Cortaron los barrotes con una sierra y cargaron el equipo a pesar de que estaba funcionando. Llamé a la policía y nunca vinieron. Los ladrones tienen total impunidad. Los ciudadanos estamos indefensos. La policía o no quiere trabajar, o Muchas veces están más ocupados en ganar dinero con su corrupción que en detener la ola de robos y asaltos que hay en el país, lo que más me molesta es que te roban en tu casa y la patrulla no aparece, pero si gritan contra el gobierno, Viene una caravana de patrullas a arrestarte como si fueras un terrorista. Lo que Cuba necesita es un tipo como Bukele, el presidente de El Salvador”, dice.

violencia en aumento

La escalada de violencia afecta a toda la isla, desde Pinar del Río hasta Guantánamo, incluida la Isla de la Juventud. A regañadientes, la prensa estatal informa de los casos más deleznables y, por lo general, después de haber tenido repercusión en las redes sociales.

Onilio, campesino de San Juan y Martínez, Pinar del Río, provincia a 175 kilómetros al oeste de la capital, señala que “algo tienen que hacer las autoridades para frenar esta plaga de robos, asaltos y asesinatos. Lo mismo que te roban la cosecha de tabaco, que te roban los animales. Si les haces frente, se cuelan en tu casa y se lo llevan todo. Y tienes suerte si no te dan varios machetazos y te matan. Hay zonas rurales donde los bandoleros han intimidado a los guajiros. Todo el mundo, incluida la policía, sabe quiénes son. Pero nadie hace nada».

Campesinos de diferentes partes del país, armados con viejas escopetas de perdigones, se han organizado para cuidar sus cultivos, animales y propiedades. Hilario, propietario de una finca en Villa Clara, 280 kilómetros al este de La Habana, indica que «ante la pasividad de la policía y las autoridades, que no toman medidas para frenar el robo y la matanza de animales, nos hemos unido en defensa de nuestros bienes. Ahora, además de trabajar doce horas en la tierra, tenemos que hacer de vigilantes nocturnos. Y las leyes no nos protegen. Si matas a un delincuente que te va a robar en la finca en auto- defensa, irás a la cárcel».

Se han multiplicado considerablemente los robos de motos eléctricas, de coches, las agresiones a mujeres para quitarse la ropa y los robos de móviles. “No se publican datos en la prensa, pero les puedo asegurar que los robos, asaltos y asesinatos aumentan cada año. Me jubilé en 2020, y solo en La Habana la violencia había crecido un 40 por ciento respecto a 2015”, explica el exinstructor policial.

feminicidios

En los primeros cinco meses de 2023 se han documentado 32 feminicidios. El último ocurrió el 29 de mayo en la localidad matancera de Guanábana, cuando Anay Pérez, de 21 años, habría sido rajada por su novio.

Un caso que conmocionó a la sociedad cubana fue el brutal asesinato a machetazos, también en la provincia de Matanzas, de una pareja y su hijo de ocho años, el pasado 19 de mayo. Medios oficialistas publicaron una escueta nota cuando el presunto homicida Víctor Luis Hozman Reyes fue asesinado. detenido. Casi todos los comentarios en el sitio web estatal Cubadebate pedían la pena de muerte para el asesino. Un grupo de Facebook, «Justicia para la familia Matanzas y pena de muerte para el asesino», tenía más de 80 miembros. Su objetivo es que el criminal reciba la pena máxima.

En los municipios de Diez de Octubre, Centro Habana y Arroyo Naranjo se han presentado casos de ciudadanos que han atrapado a los ladrones, y si las fuerzas del orden tardan en llegar, la gente los puede linchar.

“Tengo un hijo que fue apuñalado, casi asesinado, para robarle su celular. Pero el ladrón que atrapamos el otro día, que había forzado la puerta de una casa donde viven dos viejas, si la policía no nos lo hubiera quitado, lo hubiéramos matado a golpes. Cuando eso suceda, los ladrones lo pensarán dos veces. Que le roben al Estado, que es el que nos tiene tirando tremenda cuerda”, dice un vecino de Párraga, un populoso barrio al sur de la ciudad.

La Habana se parece cada vez más a una cárcel urbana. El 95 por ciento de las casas están protegidas con rejas y muros que tratan de evitar robos. Las familias más prósperas compran alarmas, cámaras de vigilancia o tienen enormes perros que custodian sus propiedades. Otros han comprado armas de fuego en el mercado negro. Si la policía no hace su trabajo, los ciudadanos se toman la justicia por su mano.

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