Arte escénico de barro rojo es, hoy, una de las compañías de danza contemporánea más importantes del país, cuya propuesta estética y discursiva ha estado en la exploración del movimiento, en las causas sociales, en los cuerpos fuera del canon y en la conquista de los espacios públicos. ; y esta de fiesta porque esta de cumpleaños 40 años de bailar sin descanso.
“Barro Rojo es la historia de un grupo de hombres y mujeres que han trabajado muy duro para mantener viva la danza a nivel nacional, esfuerzo que hemos logrado de manera independiente, a pesar de las fluctuaciones económicas, las tragedias nacionales, las pandemias. Seguimos de pie con la esperanza de seguir compartiendo con el público y lo vamos a celebrar en el Palacio de Bellas Artes, en el marco de una temporada que reconoce la trayectoria de otras empresas muy importantes, han sido años desafiantes y, sobre todo, vibrantes ”, dice la bailarina y coreógrafa Laura Rocha, actual directora del grupo.
En 1982, en Guerrero, el recién fallecido bailarín ecuatoriano Arturo Garrido fundó la compañía con cuatro mexicanos, Daniela Heredia, Isaac Shultz, Judith Camero y Serafín Aponte, para abordar, a través de la danza, las injusticias sociales que conmovieron a toda una generación, para hablar de lo que nadie se atrevió.
Luego de una gira por Nicaragua, la integración de Francisco Illescas y con una identidad ideológica establecida, el joven grupo se mudó a la Ciudad de México, no solo para irrumpir en la escena capitalina, sino también en sus calles y plazas, para convertirse en un movimiento que no era miedo de ser abiertamente militante.
La esencia de su origen se puede ver en el programa que realizarán este sábado, integrado por el estreno de Epifanía, de Miguel Gamero, «uno de los mejores creadores del país», cuya pieza se centra en las mujeres que luchan contra lo establecido.
Y por MEXTRIDENT, coordinado por Francisco Illescas, con la colaboración de Rocha, Gamero, Julio Hernández y Roberto Solís, quien presenta su versión de un México convulso, doloroso y, al mismo tiempo, ilusionante y esperanzador. “Es un desfile de lo que somos los mexicanos”, agrega el director.
El titulo del programa «Bailando sin descanso», dice Rocha, es una declaración de principios: “No hemos hecho una pausa, no ha habido descanso, nos estamos reinventando constantemente, promovemos obras nuevas, que haya gente nueva, que haya puentes generacionales entre bailarines y coreógrafos. En 40 años nos han acompañado tantos artistas, tantos performers, creadores, camarógrafos, músicos, fotógrafos, periodistas, no me atrevo a nombrar uno porque son tantos los que nos han dejado con su dedicación, sudor y lágrimas. Siempre he tenido claro que este proyecto ha sido posible gracias al apoyo de tantos”, indica la docente.
Cuatro décadas después, dice el creador, el objetivo sigue siendo: “impulsar a las nuevas generaciones a que se apasionen por la vida y crezcan a través de la danza. Hemos ofrecido, con humildad, lo que somos”.
COCHE
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