En 2018, una empresa controlada por el Estado chino compró un fabricante italiano de drones militares. Poco después, comenzó a transferir los conocimientos y la tecnología de la empresa, que habían sido utilizados por el ejército italiano en Afganistán, a China.
Las autoridades italianas y europeas no tenían conocimiento de la medida, revelando cómo Pekín está eludiendo una débil evaluación de inversiones en Europa para adquirir tecnología sensible.
Fuente: WSJ