El Ministerio de Relaciones Exteriores de Japón reconoció que la «preocupación» por las acciones militares de Beijing fue un tema discutido en los cuatro países que visitó Hayashi Yoshimasa.
La gira por América Latina del canciller japonés, Hayashi Yoshimasa, concluyó este martes con su partida desde Buenos Aires rumbo a Estados Unidos, donde asumirá la presidencia del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para el periodo 2023.
Paralelamente a sus objetivos de fortalecer las relaciones bilaterales con los cuatro países de la región que visitó, también se discutió la situación internacional, desde la invasión de Ucrania hasta la Preocupación por la creciente actividad militar de China en el sudeste asiático.
En conferencia de prensa brindada la tarde de este lunes para medios argentinos, la vocera de la Cancillería japonesa brindó detalles de las reuniones que el ministro sostuvo durante el día con las autoridades argentinas. Las conversaciones giraron en torno al fortalecimiento de las relaciones comerciales entre ambos países, «resaltando la importancia de Argentina como fuente de energía, minerales y alimentos en un contexto internacional que ha cambiado».
Antes de la consulta de Clarínreconoció que la cuestión de China fue abordada en las reuniones que Yoshimasa mantuvo con las autoridades de México, Ecuador, Brasil y Argentina, los cuatro países que visitó durante su gira latinoamericana.
“Existe una creciente preocupación en Japón por lo que se percibe como una creciente actividad militar de China en el Mar de China Meridional. No es solo Japón. Taiwán, Filipinas y Vietnam también tienen preocupaciones similares. Compartimos la preocupación de que China intenta cambiar el statu quo por la fuerzay debemos hacer oír nuestra voz contra la implementación de tales actos unilaterales”, explicó Yukiko Okano, subsecretaria de prensa del Ministerio de Relaciones Exteriores de Japón.
En su presentación, Okano aclaró que los intercambios sobre el tema no tienen como objetivo demonizar a nadie, sino que están enfocados en “tratar de explicar cuál es la posición japonesa sobre el estado de cosas en el Este de Asia”.
«Nuestro socio y vecino»
“China es nuestro mayor socio comercial y nuestro vecino. Tenemos que mantener una relación estable con Beijing. No se trata tanto de una rivalidad entre los dos países, sino de articular lo que hay que decir. Es necesario cooperar donde tenemos temas de interés mutuo, especialmente en temas globales, como el cambio climático y la prevención de futuras pandemias”, completó Okano.
En una entrevista con Clarín publicada en el marco de su visita a la Argentina, el ministro Yoshimasa ya había manifestado la «preocupación» que genera para Japón el accionar militar y las relaciones exteriores de China.
«Son el mayor desafío estratégico hasta ahora para la paz y la seguridad de Japón, pero también para la paz y la estabilidad de la comunidad internacional y el fortalecimiento del orden internacional basado en el estado de derecho», dijo Yoshimasa, quien también se refirió a la situación en la región debido a la tensión entre China y Taiwán.
«La paz y la estabilidad en el Estrecho de Taiwán son importantes no solo para la seguridad de Japón, sino también para la estabilidad de la comunidad internacional. Sobre este tema, la posición de Japón sigue siendo la misma que antes, que es priorizar una solución pacífica a través del diálogo entre las partes”, completó.
Tensión en el Mar de China Meridional
La tensión a la que aludió la portavoz de la Cancillería japonesa se refiere a la construcción de una serie de islas artificiales que China construye desde hace al menos 5 años en la zona, en un intento por defender su posición en el Mar de China. Al sur de Filipinas, Vietnam, Malasia, Brunei y Taiwán, con quien se disputan los territoriosdesde el final de la Segunda Guerra Mundial.
El conflicto gira en torno a dos archipiélagos en el Mar de China Meridional, las Islas Paracel y las Islas Spratly, reclamadas por Filipinas, Vietnam, Malasia, Brunei y Taiwán.
La importancia de la disputa radica en el hecho de que, si se concede el reclamo de China, el Mar de China Meridional se convertiría en aguas continentales chinas, y no en aguas internacionales, que permitiría a Pekín controlar el flujo marítimo de la zonaconsiderada clave para el comercio internacional.