La evolución del museo, tanto como institución como como edificio, ha avanzado considerablemente en el último siglo y en lo que va del presente. La característica más destacada del museo contemporáneo como parte de esa evolución ha sido su arquitectura.
En siglos pasados, las colecciones se albergaban en edificios construidos con otra función y posteriormente adaptados; sin embargo, hoy la construcción o renovación de un museo significa hacer una obra de arte en sí misma. Donde el edificio se convierte en una obra más del conjunto exhibido y tiene igual o mayor peso que su contenido, correspondiente a su patrimonio exhibido.
En la Ciudad de México, el Museo Jumex -diseñado por el reconocido arquitecto británico David Chipperfield, ganador del Premio Pritzker 2023- se ha convertido en una de las principales plataformas culturales de la Ciudad de México. El museo abrió sus puertas en noviembre de 2013, con el objetivo de convertirse en uno de los máximos exponentes de la difusión, producción y reflexión del arte contemporáneo en nuestro país.
La selección de Chipperfield para diseñar el museo parece haber sido todo menos una coincidencia o un capricho por parte de los miembros de la Fundación Jumex. La experiencia del arquitecto es amplia e incluye el Museo River&Rowing en Henley-on-Thames, el Neues Museum en Berlín, el Museo de Arte Figge en Davenport, el Museo de Literatura Moderna en Marbach, el Museo del Diseño en Londres y la Galería Contemporánea Turner en Kent. , Inglaterra.
Sin embargo, la primera obra del arquitecto británico en América Latina resuelve tres paradojas: ¿cómo insertarse en una trama asfixiada, dentro de un contexto fragmentado?, ¿cómo trabajar con una mano de obra local distinguida tanto por su destreza artesanal como por su escaso rigor constructivo? ? ¿Y cómo convertir un espacio privado para el arte en un lugar público? Ante estos dilemas, Chipperfield apostó por una simplificación tanto de formas como de materiales y por establecer un equilibrio entre el deseo de lograr una apertura espacial y la necesidad de cumplir con los requisitos museográficos que exigen espacios cerrados.
Por ello, el museo ofrece espacios con diferentes alturas e intensidades de luz natural en los que artistas contemporáneos y diferentes comisarios son invitados a intervenir y jugar con estos recursos. Así, las posibilidades de organizar exposiciones o acciones se multiplican con una variedad de espacios que van desde los ambiguos espacios interior-exterior hasta las convencionales salas neutras.
Con paredes de concreto y travertino de origen local, la instalación tiene más del doble del espacio de exhibición que existía donde se exhibió anteriormente. Del mismo modo, el uso extensivo de soluciones avanzadas de acristalamiento interior y exterior responde al interés mostrado por el arquitecto en aprovechar la mayor cantidad de luz natural posible.
La narrativa de esta obra arquitectónica comienza con el objetivo de despertar en los diferentes tipos de visitantes su sensibilidad y sentido crítico. Efectos que se consiguen en cuanto se observa el museo en el exterior, anclado entre tanta arquitectura comercial, donde el carácter del edificio sobrevive y se afirma gracias a la visión de su autor al crear un museo discreto, memorable y efectivamente extraño.
POR BERNARDO NOVAL
CEO DEBE QUERER GRUPO
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CAMARADA
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