William Barr cree que Estados Unidos ya no puede tolerar los cárteles de la droga. Se refiere a las organizaciones criminales en México. Quién se desempeñó como fiscal general de EE. UU. durante el trumpismo, en un texto publicado por el diario estadounidense The Wall Street Journal, D.Lanzó la idea de dar a los cárteles mexicanos el estatus de grupos terroristas.
Dan Crenshaw y Michael Waltz, republicanos de Texas y Florida, han propuesto una resolución conjunta que otorga al presidente la autoridad para utilizar las fuerzas armadas estadounidenses contra las organizaciones criminales en México.
Esta medida exime a las compañías farmacéuticas que atiborraron al público estadounidense con OxyContin y Vicodin, y que han generado una crisis sanitaria de mayor calado, al menos en número de víctimas, que la Segunda Guerra Mundial.
Se estima que el costo total de la epidemia que han provocado las drogas en ese país es del 5 por ciento del producto interno bruto.
Según Barr, los cárteles mexicanos han florecido porque las administraciones mexicanas, con la excepción del calderonista, no han estado dispuestas a enfrentarlos.
Barr acusa que su principal facilitador es el presidente Andrés Manuel López Obrador. Y estipula que como amenaza a la seguridad nacional de la Unión Americana, los cárteles deben ser enfrentados con la participación activa de las fuerzas del orden e inteligencia de Estados Unidos.
Al parecer, la degradación institucional y la corrupción sin límites que se detonó con la llegada del obradorismo, ha roto la homeostasis de la relación bilateral.
Las voces del trumpismo se han escuchado, pero no son las únicas: el fiscal general Merrick Garrland secundó la propuesta de la Administración para el Control de Drogas (DEA) y congresistas republicanos.
Para los legisladores republicanos y los burócratas de la comunidad de inteligencia estadounidense, los cárteles mexicanos se parecen más al grupo islamista Daesh que a la mafia contra la que han luchado tras bambalinas durante décadas.
La relación entre la comunidad de inteligencia de nuestro vecino y el gobierno morenista atraviesa su hora más triste. El fiasco del caso del general Salvador Cienfuegos, detenido hace año y medio por narcotráfico, enfrió la colaboración que históricamente se había producido entre las dos naciones.
La destitución de Nicholas Palmieri, representante de la agencia antidrogas en México, también contribuyó a disminuir el nivel de cooperación entre las agencias de seguridad de ambos lados de la frontera.
La idea general de que el gobierno de Estados Unidos podría hacer mucho más en la guerra contra las drogas debería hacer saltar las alarmas en México. Los abrazos, al parecer, ya se han dado de sí. Primera llamada, primera.
POR ALEJANDRO ECHEGARAY
COLABORADOR
@aechegaray1
MAÍZ
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