Las huellas de las botas quedan tatuadas en el espacio arenoso de la meditación intermitente, los sobresaltos del vuelo se entrelazan con el ritmo cardíaco de dos desertores desesperados. El frenesí inquieto de estos dos soldados les hace continuar su camino por el terreno desértico, ambos compañeros de su propia desgracia.
Lázaro es el nombre de uno de esos hombres que, para romper el incómodo silencio y establecer un vínculo de confianza con el otro sujeto, le cuenta su infancia como un cúmulo de recuerdos retorcidos y recuerdos olvidados en el que se alzan una madre quejumbrosa y una figura. afuera. paterno ausente
Para Clio Mendoza el desierto simula el paso de la guerra, una tormenta de polvo que convierte en nada un paisaje, lo somete al peso de las armas, trastorna su cielo y tras kilómetros de locura, pasa a la ira y al silencio.
Su primera novela se titula Furia y es la mezcla perfecta entre una fatídica sacudida de emociones y un erotismo al borde del colapso.
Con frases breves, Lázaro se presenta, expone ante el otro desconocido una existencia lejana a cualquier otra. Juan, sin poder dar un solo dato sobre su paradero o sus planes, acompaña con silencio a su pareja, brindándole así una sigilosa palmadita de apoyo.
Continúan su camino por la duna hasta que cada tramo les empieza a pesar: la falta de comida, la lengua con sensación de piedra por la inexistente salivación y los pies con llagas desgastan a Lázaro y lo llevan a despedirse a pedazos. que simulan un enigma sin resolver, sobre el paradero de aquel hombre que los abandonó a él ya su madre a su suerte, un tal Vicente Barrera.
El cuerpo sin vida de Lázaro yace en el suelo y la promesa de Juan de conocer al hombre que, según viejas fotografías y cartas, también podría ser su padre. Juan emprende el viaje hasta el lugar señalado en una de las cartas, Boca de Perro, donde convierte la expedición de venganza en un voraz reconocimiento de su identidad y la del hijo de aquella mujer que se casó con su padre tras abandonar al pequeño Lázaro.
Furia es una novela que se enfrenta al estilo lineal y cronológico, desafía lo tradicional y condiciona la statu quo narrativo. La tensión crece a medida que Juan desentraña las telarañas de un pasado que no sólo le pertenece a él y a su destino, sino que también desenmascara el origen terrenal de unos personajes ultrajados por un hombre con arrebatos de perro.
El escritor de origen oaxaqueño presenta el imaginario del olvido, el infierno a unos pasos de lo que realmente piensa el ente. Ella construye al ser humano como un alma que excede su propia extensión física, el cuerpo, lo que se toca, lo que se ve.
CAMARADA
Continuar leyendo: Clyo Mendoza: contra el status quo narrativo