Muerta su aspiración de ser el líder de la izquierda latinoamericana, AMLO se resigna a ser padrino de dictaduras: Cuba, Nicaragua y Venezuela. Hoy camina con el presidente cubano, exaltando una “revolución” inexistente, y calla ante la represión contra opositores en Nicaragua y Venezuela. Sólo tiene palabras dulces y alentadoras para Díaz Canel, Ortega y Maduro.
Las tres dictaduras representan a los países con más personas expulsadas en el hemisferio americano. De esa magnitud es su fracaso económico. El número de cubanos que huyen de la isla ha alcanzado, en 2022, un récord histórico. El marielazo palidece ante la avalancha de cubanos que huyen de esa dictadura que se mantiene en el poder a sangre y fuego.
Pero numéricamente, México es el país de la región con más inmigrantes indocumentados expulsados al tratar de llegar a la cuna del neoliberalismo. ¡Solo en 2022, un millón fueron expulsados de los Estados Unidos, por ser personas sin documentación! de mexicanos Es difícil para las tres dictaduras y para su padrino explicar esta aparente aberración histórica. Si tanto odian al neoliberalismo, y ofrecen a cambio un paraíso terrenal a sus pueblos, ¿cómo pueden justificar que millones de sus compatriotas anhelen llegar precisamente a esas tierras del salvajismo neoliberal? Algo en las versiones no concuerda con la realidad.
Las tres dictaduras piensan, y tienen al padrino animador para confirmar su hipótesis, que el control autoritario y militar sobre sus pueblos es el camino hacia la libertad para todos. Es decir, creen firmemente en el dictador meritorio y empático que ama a su pueblo. La hermandad de tres dictadores y su padrino recuerdan a la película. Sergio Leone Los Héroes de Mesa Verde (Duck You Sucker, en inglés) donde el dictador-ladrón ha llenado el pueblo de carteles de su fotografía con la leyenda «El Gobernador Ama al Pueblo, El Pueblo Ama al Gobernador”. Este combo de cuatro pistoleros sueltos está gobernando el viejo Oeste con ese calibre y con esos métodos.
Cuba, Nicaragua y Venezuela son fracasos generales en la gestión económica. Ya hemos expresado nuestra opinión sin regateos sobre la gestión política autoritaria. El problema de esos gobiernos que no se explican es por qué sus pueblos huyen de la miseria en la que viven. Los que no huyen es porque no pueden, por una u otra razón. Y si eso es cierto en esos tres países, cuánta más razón tendrán nuestros compatriotas que huyen de la miseria económica presente y futura y de la violencia comunitaria fomentada por el crimen organizado y el narcotráfico. Pueblos enteros en zonas de Oaxaca, Guerrero, Michoacán, Zacatecas, San Luis Potosí, Jalisco, Coahuila, Durango, Chihuahua y Sonora corren despavoridos hacia la frontera norte para escapar de una muerte segura.
Los apologistas de las políticas del padrino ensalzan logros neoliberales como la estabilidad del tipo de cambio de la moneda y diversos factores macroeconómicos como aumentos en las tasas de interés, la llegada de nuevas inversiones producto de la reubicación de industrias globales por la pandemia (que no es sustitución de importaciones) e ingresos por remesas y turismo. Pero todo esto es una cortina de humo porque, como verdaderos pensadores neoliberales que niegan el neoliberalismo, no explican la pobreza masiva en México, y mucho menos el deterioro de los servicios públicos, la salud y la educación pública, como un componente importante en la descomposición salvaje de la sociedad. nivel de vida del 70% de los mexicanos, durante la gestión de este gobierno «popular».
La ideología es la gran cortina de humo instrumental que intenta salvar a este gobierno. Por eso, la mañana es la única política pública en este país. El Presidente lo resumió muy bien al inicio de su gestión: “Si no hago la mañana todos los días, me tumban”. Él mismo reconoce que es mejor hablar que hacer, es preferible ser despótico frente a los opositores que gobernar con eficacia.
Este es un Presidente que cree que con cortar el listón de AIFA, Dos Bocas y el Tren Maya será suficiente para salvar su legado y el de su gobierno. Pero, ¿qué pasa con los millones de nuevos pobres que han creado sus políticas? ¿Y la promesa de prosperidad para todos? Esto no se puede resolver porque el gobierno empieza a hacer las maletas, y tras cuatro años de gobierno el Rey ya se pasea desnudo por los pasillos de su palacio. Ya saben propios y extraños que lo mejor que le puede pasar al país es que se vaya cuanto antes.
Lo mismo han percibido los líderes de las muchas izquierdas latinoamericanas: México está gobernado por un súbdito impresentable, incompetente y terriblemente ignorante, aunque muy astuto, como las ratas.
Precisamente por eso, el presidente mexicano se desinfló en cuanto a su aspiración de ser el nuevo Simón Bolívar de América Latina. Hay gobernantes serios, como Lula, que saben que lo fatuo en un gobernante acaba desinflándose rápidamente. Y López Obrador se desinfla. López Obrador está terminando como líder de una hermandad de gobernantes insensatos e incompetentes como él (Díaz Canel, Ortega y Maduro) que miran a México no por la sabiduría del gobernante mexicano, sino porque tiene acceso a un generoso presupuesto público. que, piensan, les servirá para salvarse a sí mismos ya sus regímenes dictatoriales y corruptos.
Por cierto, para eso vino Díaz-Canel a México: para llevar sus alforjas llenas de oro mexicano. Y esto a cambio de que México acepte voluntariamente traer esclavos médicos cubanos para trabajar en nuestras minas de sal y oro. Y para hacer algo de inteligencia militar.
Y el resto de la izquierda latinoamericana mira para otro lado, en franco desprecio por la conducta antidemocrática y falta de cultura del presidente mexicano. “Que se quede con sus dictadores” parecen decir sobre México. “Que cuide el Caribe y vamos a cosas más serias” es su mensaje, para quien quiera entenderlo.
Esta es la única manera de entender la evolución de la política exterior de México en este momento. Y que aún desconocemos la opinión de nuestros vecinos del norte, siendo el T-MEC la única garantía que tenemos para superar la crítica situación económica y social nacional. Este gobierno, al igual que los anteriores, depende de una buena relación con nuestros socios neoliberales, mientras que los dictadores zorrillos buscan quedarse con suficientes recursos y apoyo del presidente mexicano para prolongar su permanencia en el poder.
POR RICARDO PASCOE
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MAÍZ