La violencia estética existe y las mujeres son sus principales víctimas.
En uno de mis libros favoritos, Umberto Eco repasa cómo ha evolucionado la convención de la belleza ilustrada a través del arte, pero referida desde la filosofía, la psicología e incluso la política. A través de las páginas de «Historia de la Belleza» se invita a asumir que no es más que un acuerdo subjetivo mayoritario que determina los mandatos.
Si miramos a través de lentes de género, es claro que el costo en salud física y mental para las mujeres que no coinciden con el prototipo de la imagen socialmente aceptada es muy alto. Por no cumplir con su mandato de belleza —uno de los más fuertes para las mujeres en el sistema patriarcal— sufren burlas, bromas hirientes y discriminación permanente que minan su autoestima y autoconcepto; Incluso pueden conducir a trastornos alimentarios o de personalidad.
Hay que decirlo claro: la violencia estética es estructural y a nivel macro la ejerce la sociedad en su conjunto a través de los millones de mensajes que reafirman la exclusión de quienes se ven distintos al modelo “ideal”, que se puede resumir arriba como: blanco, joven y delgado.
Aunque ambos sexos la padecen —porque existen estereotipos de belleza para hombres y mujeres—, organizaciones como Unicef y ONU Mujeres han alertado sobre el impacto mayoritario de este tipo de agresiones en el sexo femenino. De hecho, en un estudio de 2019, Unicef encontró que la apariencia física es la principal causa de acoso escolar para las niñas.
Nos afecta en todos los espacios y desde edades tempranas. Hay cuatro variables básicas que la desencadenan: el racismo, el sexismo, la gerontofobia y la gordofobia. Mira telenovelas o películas y notarás como la gordita suele ser la graciosa, la torpe o la que se burlan los demás niños.
Hoy, las redes sociales son un perfecto ejemplo de cómo opera la violencia estética en la batalla por los likes y las apariencias. En el ámbito laboral: ¿quién no ha visto los anuncios de vacantes para puestos que piden “excelente presentación”? Le atribuyen a este criterio 100% subjetivo un valor objetivo que cuenta como variable válida en el reclutamiento.
Aunque suene delirante, es posible un mundo en el que no juzguemos por las apariencias y asumamos que todos merecemos respeto. Comienza contigo frente al espejo para reconciliarte con tu cuerpo físico, esté o no cerca del modelo impuesto, y verás todo lo que puede cambiar.
POR MARIA ELENA ESPARZA GUEVARA
@MAELENAESPARZA
CABEZA: MIEDO
CAMARADA
Continuar leyendo: Como te ves, ¿te tratas?