El Gobierno de Nicaragua persigue una negociación con el Vaticano o con el Episcopado de Nicaragua que culminará con el exilio del obispo Rolando Álvarez, crítico del presidente Daniel Ortega y quien está retenido por las autoridades desde el jueves pasado, evaluó este lunes ( 08.08.2022) el sociólogo y analista político Oscar René Vargas.
Álvarez, obispo de la diócesis de Matagalpa (norte), fue acusado el viernes pasado por la Policía Nacional de intentar «organizar grupos violentos», supuestamente «con el propósito de desestabilizar el Estado de Nicaragua y atentar contra las autoridades constitucionales», y desde entonces El jueves se encuentra recluido junto con cinco sacerdotes y seis laicos en el Palacio Episcopal, que se encuentra sitiado por fuerzas especiales de la policía.
“Al escalar la campaña represiva (contra la Iglesia Católica y en particular contra el alto jerarca), Ortega persigue el objetivo de llegar a una negociación con el Vaticano o con la Conferencia Episcopal de Nicaragua que culmine con el exilio del obispo Rolando Álvarez, como sucedió con obispo Silvio Báez” en 2019, apuntó el analista, quien fue asesor de Ortega durante el primer gobierno sandinista (1979-1990).
“La otra posibilidad sería expulsarlo del país como lo hicieron con el obispo Pablo Vega, en 1986, suspendiendo su derecho a permanecer en el país”, dijo Vargas, actualmente distanciado de Ortega y exiliado, en una carta publicada en sus redes sociales. redes
Intimidar a los seguidores del obispo
“La tercera posibilidad es que empiecen a citar a la Policía a los ciudadanos que se han manifestado en apoyo a Monseñor Álvarez para intimidarnos/espantarnos con el objetivo de evitar que las protestas (a favor) se extiendan”, continuó.
A su juicio, el temor de Ortega al jerarca se basa en que el 22 de julio hubo una multitudinaria procesión del Divino Niño en Matagalpa, «en la que participaron 10 veces más personas que las que participaron en la marcha organizada por el régimen de 19 de julio» con motivo del 43 aniversario de la revolución sandinista.
Según el sociólogo, autor de 35 libros, la apuesta de Ortega “es detener el avance del descontento social antes de que tenga un efecto dominó en su base social, que ha estallado como respuesta al conflicto político desde 2018”.
Ortega llama «terroristas» a los obispos nicaragüenses que actuaron como mediadores de un diálogo nacional que buscaba una salida pacífica a la crisis que vive el país desde abril de 2018.
Nicaragua vive una crisis política y social desde abril de 2018, que se ha acentuado tras las polémicas elecciones de noviembre pasado en las que Ortega fue reelecto para un quinto mandato, cuarto consecutivo y segundo junto a su esposa, Rosario Murillo, como vicepresidente. , con sus principales contendientes en prisión.
mg (efe, La Prensa)