Frente a la hipervirtualidad que muchas veces vuelve todo fugaz, los cuentos de «Checkpoint» construyen en la brevedad de un relato un universo capaz de detenerse en el tiempo y revisar lo que fue o podría haber sido, algo que para Elsa Drucaroff no tiene que ver con la superioridad de un lenguaje sobre otro, sino con que «hay usos superiores o inferiores de los lenguajes».
«No me interesa demonizar las redes ni sobrevalorar la literatura: la literatura cuando es buena se valora sola, si no, puede ser igual de estúpida que muchas intervenciones en las redes. Las redes, cuando son una herramienta de comunicación y acción, sirven. Cuando son una herramienta de alienación y te querés dejar alienar, bueno, te alienan», remarca la ensayista.
En las redes se alberga la estupidez y la miserabilidad humana, aunque también hay presencias inteligentes e interesantes”
Elsa Drucaroff
«La literatura -dice- tiene en sí algo maravilloso que es la posibilidad de volver atrás, de leer y releer y armarnos una mirada más serena y abarcadora y salir del instante. Pero no me gusta levantar la literatura como un lenguaje superior contra otros. No hay lenguajes superiores o inferiores, hay usos superiores o inferiores de los lenguajes».
Por otro lado, asegura, «la literatura también puede tomar el ritmo de la instantaneidad de las redes si se le da la gana, todo depende de qué intente o logre hacer quien escribe, cuál es su proyecto. La literatura es una forma de construir percepciones de realidad, puede servir para armar novelas totales a lo Tolstoi, que nos dejen profundizar un complejo escenario cargado de historicidad, o para trabajar la mirada fragmentaria e instantánea, la desresponsabilización, la alienación de esa forma de vivir y mirar».
Para la autora de «Otro logos. Signos, discursos, política» en las redes «se alberga hoy la estupidez y la miserabilidad humanas, aunque también hay presencias inteligentes e interesantes».
«Lo malo es el modo de relación, sin tiempo de reflexión, posteando como un vómito la primera agresión o el primer aplauso que se le ocurre, respecto de esa creencia estúpida y narcisista de que cualquier cosa que alguien postea es válida porque sí», consideró.