En tiempos de fisura, las elecciones en la región comienzan a convertirse en un clásico hogareño Al frente de todos y juntos por el cambio. Parte de esto sucedió con el triunfo de Guillermo Lasso en Ecuador. El kirchnerismo lamentó la derrota de Andrés Aráuz, el candidato de Rafael Correa y de todo el chavismo latinoamericano. En la otra orilla, Mauricio Macri y Horacio Rodríguez Larreta disfrutaron del sorprendente resultado cuando el aperitivo de fantasía que les gustaría que sucediera tarde o temprano en Argentina.
El nuevo presidente de Ecuador es un próspero empresario de 65 años que hizo una carrera en el mundo financiero hasta que asumió la responsabilidad del Banco de Guayaquil. Ya había perdido dos elecciones presidenciales (en 2013 contra Correa y en 2017 contra Lenin Moreno), y nadie creía seriamente que pudiera ganar esta vez. En la primera vuelta superó por poco al candidato indígena, Yaku Pérez, para llegar al segundo lugar y sus rivales celebraron de antemano en lo que creían era en una cierta victoria en la votación. Ellos estaban equivocados.
El conservador Lasso, muy relacionado con la Iglesia ecuatoriana, relajó sus posturas. Hizo alianza para la segunda vuelta con el alcalde de Guayaquil, el socialista cristiano Jaime Nebot; también con un sector del socialismo ecuatoriano y emitió señales amistosas al electorado indígena del derrotado Yaku Pérez. Prometió políticas de género para las mujeres, se acercó a activistas LGBT y, a pesar de su historial antiaborto, consideró evaluar una consulta popular para despenalizar el aborto. En esta etapa, su equipo de campaña pidió algunas ideas al consultor Jaime Durán Barba, el ecuatoriano más conocido en Argentina por haber revolucionado la agenda de Macri en 2015.
A principios de siglo, cuando Lasso todavía era un banquero sin ambiciones políticas, conoció a un argentino que dirigía el Citibank de Ecuador. Estaba Franco Moccia, con quien construyó un vínculo de respeto y con quien se mantendría en contacto cuando Citi le confiara sus estructuras en Perú y, posteriormente, en Colombia. Moccia Posteriormente, regresó a Argentina para dedicarse a las políticas públicas. Fue subsecretario de Control de Gestión con Macri en la Ciudad, y luego ministro de Transportes con Rodríguez Larreta. Hoy es una de las pocas personas quien proclama su amistad con los dos líderes más importantes del PRO sin despertar dudas.
Tras la derrota en 2019, Moccia se trasladó a unas oficinas en el centro de Buenos Aires para coordinar el trabajo de las tres fundaciones Juntos por el cambio. Fundación Pensar, de PRO; Además, de la UCR; y Hannah Arendt, de la Coalición Cívica Elisa Carrió. De ese modo más de 600 exempleados desfilaron para autocriticarse de lo que le sucedió al gobierno de Macri y usar esa información para construir un proyecto del gobierno para 2023. “Para que el candidato a JxC, sea quien sea, tenga una idea básica de lo que debe hacer y luego defina sus prioridades”, suele detenerse ante los ansiosos.
En los últimos meses, Moccia activó discretamente todos sus contactos ecuatorianos y optó por Lasso a pesar de las muchas precauciones. A la medianoche del domingo sabía que su fin de semana era perfecto. El sábado aprovechó el triunfo de Racing en el clásico Avellaneda y luego lo celebró con la victoria de su amigo banquero en Ecuador. Como anticipó Natasha Niebieskikwiat en Clarín, los de Macri y Rodríguez Larreta fueron los primeros mensajes argentinos que recibió en la madrugada el nuevo presidente ecuatoriano.
Arauz en oficinas oficiales
O optimismo exagerado que la victoria de Lasso desató en la oposición argentina, se contrastó con la Mal humor que la derrota de Aráuz inyectó en el campo de Kirchner. El economista que Correa impulsa desde su exilio en Bélgica, vinculado a las causas de la corrupción que el populismo llama ley, Había pasado por todas las oficinas oficiales el pasado diciembre. Alberto Fernández lo recibió entonces y también fue animado por Cristina Kirchner.
«¿Lenin Moreno está tratando seriamente de hacer creer al resto del mundo que hay democracia en Ecuador?» El vicepresidente tuiteó en ese momento, junto con una foto suya con Aráuz en el Senado. Tras el triunfo del partido de Evo Morales en Bolivia y la desaparición de Lula en Brasil, el kirchnerismo intentó mostrar el triunfo del candidato de Correa en Ecuador como un signo imparable de los sectores que se incorporan al Grupo Puebla. El último intento fue un tuit que Correa publicó desde México, el refugio que preside Andrés Manuel López Obrador que eligió para seguir las elecciones. En tu celular Escribió que Aráuz ganaba por casi dos puntos. Después de un tiempo, debe haber admitido la realidad.
Alberto Fernández y Andrés Aráuz, cuando estaban juntos, en diciembre del año pasado.
Ecuador no es ni Argentina ni Argentina Ecuador, un país andino de diecisiete millones de habitantes, con la economía dolarizada desde hace dos décadas y banano, camarón y flores como principales productos de exportación. Pero, ¿qué pasó en tus elecciones presidenciales? está siendo vigilado por los líderes argentinos para aprender lecciones. La primera es que Lasso ganó porque convenció a la mayoría de que el exilio Correa y el régimen chavista de Venezuela son fantasmas de la que es necesario escapar.
Y también supo construir en segunda vuelta una coalición amplia y sin restricciones con sectores históricamente irreconciliables de derecha e izquierda. Algo parecido a lo que logró Macri en 2015, a lo que Cristina respondió cuatro años después, y a lo que tendrá que reconstruir quien se atreva a manejar Argentina cuando se conoce la anatomía del país que deja la pandemia en pie.
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