El presidente declinó postularse a la reelección y continuar en el Palacio de Carondelet que ocupaba desde el 21 de mayo de 2021, por un período de cuatro años.
El nuevo proceso electoral, permitido en el sistema en Ecuador, se caracteriza por una marcada polarización entre el correísmo encarnado por la exasambleísta Luisa González, de 45 años, única mujer candidata por el movimiento Revolución Ciudadana, el mismo al que el expresidente Rafael pertenece Correa (2007-2017); y el empresario y también ex asambleísta Daniel Noboa, candidato de la Alianza ADN e hijo del acaudalado empresario Álvaro Novoa, quien aspiró cinco veces a la presidencia de Ecuador, desde los años 90, y no ganó.
Ambos candidatos, los más votados en la primera vuelta, están inmersos en cambiar las intenciones de voto, luego de los violentos hechos que acabaron con la vida del candidato anticorrupción Fernando Villavicencio, el pasado 9 de agosto, y conmocionaron a la nación.
Aunque González gozó de preferencias en esa elección, Noboa, en vísperas de la segunda vuelta, aventaja a González con el 43,1% del voto directo, frente al 35,1% del correísta, según el más reciente estudio de opinión de la empresa Comunica. La encuestadora, considerada una de las más serias del país, tomó una muestra de 5.032 personas, en las 24 provincias de Ecuador, entre el 15 y el 17 de septiembre.
Los resultados indicarían que Noboa sería el eventual presidente de Ecuador en una elección en la que también se elegirá al vicepresidente y está llena de “peculiaridades”.
Esperando el debate
Es probable que el 15 de octubre se repita la historia de 2021, cuando gane Lasso, candidato de derecha opuesta al correísmo”, afirma el sociólogo ecuatoriano Marcos Salamea, analista político y profesor de la Universidad Estatal de Cuenca.
Sin embargo, el debate presidencial entre los candidatos, que tendrá lugar el 1 de octubre, 15 días antes del proceso electoral, «será decisivo» para que más de 13 millones de ecuatorianos decidan su voto, afirma Salamea.
“El debate previo a la primera vuelta, el 13 de agosto, jugó un papel fundamental en la decisión de la mayoría de los indecisos. Al punto que el candidato Noboa, a quien las encuestas le daban poca aceptación, subió del 5% al 6% hasta llegar al 23%, básicamente como resultado del debate. En la reunión, Noboa se mantuvo alejado del enfrentamiento y pasó desapercibido, mientras los demás candidatos se atacaban entre sí, especialmente el candidato correísta y los demás anticorreístas”.
La postura de Novoa resonó en el electorado que «está cansado de esta polarización», pero habrá que ver qué pasa en el segundo debate entre estos dos candidatos, indica. “Si Noboa no tiene un buen desempeño discursivo y escénico, la ventaja que le dan las encuestas podría diluirse, y González, aunque por muy poco, podría ganar”.
Sin embargo, el analista político recuerda que el 47% de la población electoral de Ecuador es indecisa, es decir, ni correísta ni anticorreísta, «y el candidato Noboa se basó en esa población para avanzar a segunda vuelta».
Elecciones, entre crímenes
La segunda vuelta electoral para elegir al nuevo presidente se desarrolla en una situación de aumento de la delincuencia y de la migración, sin precedentes en la sociedad, subraya Salamea.
De ser un país relativamente tranquilo y el primero en consagrar los derechos de la naturaleza en su Constitución nacional, Ecuador ha pasado a ser uno de los más inseguros de la región sudamericana.
En el último año, la tasa de homicidios aumentó de 20 por 100.000 habitantes a 40 por 100.000 habitantes, según proyecciones para fin de año, realizadas por el laboratorio Clacso, que estudia la delincuencia.
“La atmósfera de inseguridad ha empeorado. Se ha incrementado la delincuencia común y nuevos delitos como la extorsión, cuyas víctimas son comerciantes y cualquier otra persona que tenga capacidad económica”, afirma el sociólogo.
Además, se han registrado 14 masacres carcelarias, “algo que nunca había sucedido en la historia de Ecuador”.
La primera revuelta carcelaria se produjo al final del gobierno de Lenín Moreno, pero durante el periodo de Lasso la situación de inseguridad se agravó, afirma Salamea. “Hasta el punto que se habla de que se ha permitido que bandas narcocriminales se infiltren en las fuerzas del orden público. E incluso, el propio embajador de Estados Unidos en Ecuador (Michael J. Fitzpatrick) habló hace meses de la existencia de narcogenerales en la fuerza pública, pero esa denuncia no ha sido investigada efectiva ni en profundidad, como se requiere”.
Incrementar la migración
No sólo la delincuencia, sino también los problemas sociales, el desempleo y el abandono de la educación y la salud están provocando una migración forzada desenfrenada.
En 2022, 200.000 familias ecuatorianas migraron ilegalmente a EE.UU., lo que sitúa a Ecuador como el segundo país con mayor migración hacia EE.UU., después de Venezuela, según estudios y encuestas de opinión de algunas consultoras de Sudamérica.
“Las cifras mismas lo respaldan. Y la migración ecuatoriana es la segunda que cruza la selva del Darién, después de la venezolana, según cifras de 2023”, dijo.
En este escenario, las decisiones electorales que tome la población ecuatoriana son decisivas, y serán consecuencia de tener que afrontar estos acuciantes problemas.
Las encuestas reflejan el ambiente de pesimismo de la mayoría de la población ecuatoriana que cree que el próximo presidente debe resolver la inseguridad, el desempleo y el abandono social.
Pero también hay un gran escepticismo, afirma Salamea. “Se trata de alrededor del 90% de que no creen que la situación pueda mejorar en Ecuador en los próximos años, según estudios de opinión realizados hace tres semanas”.
@olgalindap
FUENTE: Con información del Diario Las Américas