la relacion de Eduardo Chillida Y México comienza Octavio Pazquien dedicó un texto al escultor en dos períodos: 1969-79.
Con motivo del 20 aniversario de la muerte del escultor español, que se conmemoró el pasado 19 de agosto, se presenta un breve resumen de su obra-presencia en nuestro país; presencia constante desde aquel encuentro con el poeta, siempre enriquecedor y siempre vivo.
En ese texto original, el poeta llama arquitectura a la obra del artista, por sus formas que ocupan un vacío para escuchar el silencio y el canto del viento, y describe sus esculturas como dibujos y, independientemente de su tamaño o materiales, considera ellos monumentales. .
En México existen al menos tres instituciones que albergan la obra de Eduardo Chillida en sus colecciones permanentes: el Museo Rufino Tamayo, el Museo Pedro Coronel y el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca.
Son un total de once piezas de Chillida las que se albergan en los tres espacios mexicanos mencionados. Datan de 1955 a 1983 y son dos esculturas, una realizada en bronce y hierro, y la otra en madera; un dibujo a tinta sobre papel y ocho grabados.
Es importante tener en cuenta que es una colección público-administrativa que le debemos a los coleccionistas privados. En este caso, los tres artistas: Rufino Tamayo, Pedo Coronel y Francisco Toledo. El primero reunía un conjunto que incluye tres disciplinas —escultura, dibujo y gráfica— mientras que los otros dos lo limitaban a una sola, el grabado.
A esta presencia permanente, aunque no siempre expuesta, hay que añadir dos exposiciones temporales, una monográfica y otra colectiva. El primero dedicado a Chillida en 2002 y el segundo a celebrar a Octavio Paz en 2014, ambos en el Palacio de Bellas Artes.
el individuo de chillando Empezó en el norte, en Monterrey, en el MARCO, sin la presencia del artista que estaba enfermo, no logró recuperarse y, lamentablemente, falleció un mes antes de que llegara la exposición a la Ciudad de México.
Han pasado más de dos décadas desde una exposición tan importante, por el número y selección de piezas, y un catálogo digno que reproduce el ya mencionado ensayo canónico del Premio Nobel de Literatura 1990. Nunca ha habido otra oportunidad de apreciar tal una vasta colección. de chillando.
Hubo que esperar 12 años para tener-disfrutar de otra primicia vasca en México: el Arco de la libertad, 1988, una pieza de hierro de casi 10 toneladas “en peso” y poco más de dos metros de altura, en la explanada de Bellas Artes. El motivo son los 100 años de Octavio Paz donde había otras dos esculturas de los españoles.
Dada la grandiosidad de la citada obra, incluso en una buena reproducción impresa como la que observo por estas líneas, se perciben las palabras de Paz y podemos escuchar lo que canta el viento, sentir-habitar el vacío y participar-escuchar el silencio incluso en medio de una plaza pública.
Si bien estos párrafos conmemoran un aniversario más de la ausencia de Chillida con un relato de su presencia entre nosotros, también son una invitación a acercarnos a las colecciones de Rufino Tamayo, Pedro Coronel y Francisco Toledo quienes generosamente dejaron a nuestro cuidado su obra junto con el resto de su tesoros
Y, por supuesto, acercarnos-leer-comprender la obra de Octavio Paz y apreciar su poderosa actualidad. Otra coincidencia entre todos ellos: los cinco crearon fundaciones-instituciones para sus colecciones. Tenemos que reconocer que no supimos defender a Octavio Paz, todavía estamos en deuda con él.
Para concluir, cabe señalar la presencia de Chillida y su obra en Zona Maco, donde casi siempre es uno de los habituales, así como su influencia en al menos tres autores mexicanos: Jorge Dubon, Fernando González Gortázar y Jorge Yazpik.
Con la obra de los tres autores mencionados, la presencia de Chillida se expande por la Ciudad de México, desde el Bosque de Chapultepec, el cruce en trébol de Insurgentes y Periférico, y las bancas de la Alameda Central.
Agradezcamos a Paz que nos haya iluminado en nuestro acercamiento a la obra de Chillida y sigamos celebrando-participando de esa epifanía.
CAMARADA
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