El cierre de este 2022, en términos económicos, se perfila mucho mejor de lo que algunos meses atrás esperaban, con los principales motores de la actividad económica mostrando una recuperación muy notoria, tras el paso de la pandemia, lo que permite visualizar una una perspectiva cada vez más optimista y esperanzadora para nuestro país en el futuro.
Si miramos las cifras actualizadas de crecimiento económico, empleo, tipo de cambio, estabilidad macroeconómicadinamismo del mercado interno, las remesas, la inversión extranjera directa y el turismo, entre otros, podemos constatar que México reúne todas las condiciones para ser considerado uno de los grandes protagonistas de este siglo XXI.
Pues bien, en este contexto cobra mayor valor un fenómeno muy interesante que contribuye a apuntalar nuestro potencial productivo: la Nearshoring o reubicación global de producción para acercarla a los mayores mercados consumidores. México es un destino imbatible y envidiable a nivel mundial para aprovechar este fenómeno, y es una realidad patente. Y no es sólo porque compartamos 3.152 kilómetros de frontera con Estados Unidos, o porque tengamos el 80 por ciento de nuestra producción industrial concentrada en ese país vecino.
Sumado a estos factores, se debe a que estamos totalmente integrados al bloque norteamericano en cuanto a cadenas de suministro, y nuestra nación ofrece una plataforma muy sólida en todos los sentidos para que las industrias y empresas más grandes del mundo fortalezcan su competitividad.
Tanto es así que el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ha proyectado que el deslocalización Podría significar un incremento en las exportaciones de nuestro país, del orden de 35 mil millones de dólares adicionales cada año, casi la mitad de lo que representa como área de oportunidad para toda América Latina y el Caribe.
Como botón de muestra, el Asociación Mexicana de Parques Industriales (AMPIP)solo en lo que se refiere a la apertura de nuestros parques industriales, en el corto y mediano plazo se generarán más de 100 mil empleos, lo que demuestra las enormes oportunidades a capitalizar para las diversas regiones del territorio, en este caso de manera especial camino por el norte, el bajío y el oeste.
Por supuesto, para que este realineamiento de las fuerzas productivas siga favoreciendo a la economía mexicana, se deberá continuar trabajando en la disponibilidad y competitividad en costos de las fuentes de energía, la infraestructura y los servicios públicos en general, así como seguir apostando a la integración norteamericana.
De la misma forma, será oportuno seguir velando por los intereses de los trabajadores, para que esta derrama económica que se experimentará vaya acompañada de mayores salarios y mejores condiciones de vida. El desarrollo, para ser sostenible, debe ser justo y equilibrado para todos los agentes que lo hacen posible.
POR JESÚS ÁNGEL DUARTE
COLABORADOR
@DUARTE_TELLEZ
MAÍZ
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