El caracoleo de Xavi sobre su futuro

Como si quisiera perpetuar su famoso caracole sobre el césped, Xavi Hernández también juega distraídamente como entrenador. Su decisión irrevocable de abandonar el banquillo el próximo verano con un año de contrato por cumplir, ha dejado de serlo y ahora depende de una reunión que se celebrará a finales de esta semana y que le situará cara a cara con el presidente Joan Laporta , el director deportivo Deco y el vicepresidente deportivo Rafa Yuste. El trío convocado no es casual, en los tres confía Xavi (en este orden, Yuste, Laporta y, a mayor distancia, Deco) y en pocos más en la junta directiva y en el núcleo ejecutivo que suele rodear al presidente.

La cumbre se celebrará porque Laporta y especialmente Yuste consideran que, siguiendo el mercado y teniendo en cuenta las circunstancias económicas actuales, no hay entrenador que pueda mejorar lo actual. Rafa Márquez, entrenador del filial, sigue en la bolsa por si acaso, pero ha pasado a un segundo plano por la nueva disponibilidad de Xavi. El alemán Hansi Flick también está en la agenda a la espera del resultado de las conversaciones.


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La actuación del primer equipo después de que Xavi anunciara su despedida retrasada en enero tras la derrota en Montjuïc ante el Villarreal (3-5) ha dado que pensar. “Como culé no puedo permitir esta situación, hace falta un cambio de rumbo y de dinámica, los jugadores se liberarán. Anunciarlo desescalará la situación general, me siento el más responsable”, argumentó entonces el técnico. El equipo, los que deciden, ha dado señales de mejora desde entonces. La temporada terminará en blanco pero el proyecto surge. Si el año pasado se ganó la Liga, este año un equipo de jugadores jóvenes liderados por Lamine Yamal y Cubarsí, impulsados ​​precisamente por Xavi, nos hace pensar en un futuro que mejora el presente. El punto de partida puede parecer poco ambicioso y disconforme con sectores del barcelonismo que consideran que Xavi ya ha dado todo lo que tenía para dar, pero Laporta y Yuste lo ven de otra manera. La trayectoria en la Liga de Campeones, truncada en cuartos de final ante el PSG en un partido de vuelta marcado por la expulsión de Araújo, se considera un ejemplo ilustrativo en este sentido.

El presidente no tiene claro que pueda encontrar a alguien que mejore a Xavi en las circunstancias actuales

¿Y qué piensa Xavi? Hombre de club ante todo, el entrenador ha aceptado reunirse con la idea de escuchar y con la esperanza de ser escuchado, pero no tiene nada decidido. El verano pasado, confiado en la retórica optimista de la presidencia, se dejó llevar hasta que todo acabó siendo todo lo contrario de lo que imaginaba. Los refuerzos que le pedían (Zubimendi o Kimmich en el centro del campo, Bernardo Silva, arriba) se quedaron en nada en el último momento. Oriol Romeu entró como pivote, se marcharon los cedidos João Félix y João Cancelo, ofrecidos por el representante Jorge Mendes, que mantiene muy buena relación con Laporta, y se fue Dembélé, vendido a bajo precio pese a que Xavi le consideraba uno de los Pocos futbolistas diferenciales de su plantilla. En invierno llegó el brasileño Vitor Roque tras una gran inversión (30 millones + 31) que no ha sido bien explicada. Xavi lo conserva como elemento decorativo.

El técnico, que llegó a Barcelona con la única experiencia de Qatar, ha tomado el puesto, cree tener el vestuario bajo control (sobre todo a los jugadores jóvenes) y ve futuro al equipo si se hacen los ajustes oportunos. Eso será lo que planteará en la reunión. Ante idénticas peticiones, Deco, con un discurso realista y no tan apegado a Xavi como sus antecesores Jordi Cruyff y Mateu Alemany, respondió que el club carecía de recursos para hacerse cargo de ellos.

Si Xavi reconsidera su posición necesita saber que será escuchado y protegido externa e internamente.

También quedan otros asuntos más delicados que introducirá Xavi. Por ejemplo, una mayor influencia del club en los órganos de poder (está convencido de que los arbitrajes sufridos en Liga y en Champions son consecuencia de ello) y el distanciamiento del vestuario y el alcance de las grandes decisiones de algunos directores y ejecutivos. a los que considera “adversarios internos”. En los peores momentos de la temporada, Xavi era consciente de que tanto Enric Masip, asesor de presidencia y miembro de la comisión deportiva, como Joan Soler, responsable del fútbol base, no jugaban a su favor. Otros miembros del Barcelona que trabajan en el día a día de los futbolistas también tienen la cruz.

El dilema es saber cómo convencerá Laporta a Xavi para mejorar la plantilla si la situación económica es igual o peor que la del verano pasado y todavía se habla más de vender que de comprar.



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