los CORTE es uno de los frutos más valiosos y consistentes de un movimiento artístico que transformó irreversiblemente la actividad teatral en México. Los universitarios hacían teatro, encontraban en el teatro su propia y poderosa expresión; en el teatro más que en otras manifestaciones culturales. Construyeron teatros en los campus de colegios, universidades, CCH, ENEP y CCU. Desde 1933, cuando con Julio Bracho iniciar el teatro universitarioen el que confluyen las intuiciones renovadoras del teatro occidental y los controvertidos desafíos del realismo y el nacionalismo, en el UNAM nace un movimiento que da pie a la fundación de un posible teatro público mexicano, ligado a la dignificación de un ejercicio teatral profesional opuesto al teatro comercial, erróneamente considerado como “profesional”. El movimiento de teatro universitario genera dos corrientes que confluyen en la fundación de la CUT y que fueron, la connivencia de artistas universitarios en “Poesía en voz alta”, una vuelta a la tradición para impulsar la vanguardia y el teatro estudiantil del Liceo de Coapa. , que recupera la vocación del teatro escolar universitario, cuyos orígenes están enraizados en el teatro escolar de los jesuitas en la Nueva España.
Durante 60 años, la Centro Universitario de Teatro Ha sido el continuo de un movimiento que dio origen a la modernidad de nuestro teatro y que ha formado cuadros de las más brillantes actrices y actores del teatro, cine y televisión que se hace en el país. Hay una CUT que ha evolucionado en diferentes etapas que se pueden identificar claramente: la de un centro de difusión de la cultura teatral en sus inicios.
La segunda etapa es la de su transformación en escuela de formación profesional actoral, convocada por Héctor Mendoza en torno al concepto modernizador de la estética teatral que resulta del esplendor de los experimentos de los años sesenta y que da origen al paradigma del teatro como puesta en escena. en el escenario. Un paradigma que recupera la autonomía del arte escénico, que transforma la dramaturgia y la escenografía, crea un nuevo artista en el director de escena como autor del espectáculo, pero, sobre todo, sitúa al actor en el centro del debate sobre la teatralidad. El ejercicio del concepto de teatro como puesta en escena requiere un nuevo arte de la actuación y la actriz y el actor deben formarse en un arte integrador de los lenguajes escénico, dramático, biomecánico, ortofónico, musical y teratológico. Mendoza convoca principalmente a los nuevos directores según este paradigma, como docentes y creadores. Surge así un seminario sobre la enseñanza y formación de esta nueva actuación. Un seminario que sustenta la reflexión pedagógica desde hace varios años y formula una agenda de contenidos y prácticas que ya es el germen de una posible escuela de acción mexicana.
Un tercer momento es el que da origen a la infraestructura y estructura académica de la CUT, y que le otorga la estabilidad necesaria para su desarrollo y supervivencia. Otro momento es el que lo vincula al movimiento del Consejo Estudiantil Universitario y que redunda en el logro de su autonomía administrativa respecto de la Dirección de Actividades Teatrales de la que dependía. Actualmente se encuentra en proceso de transformación en Escuela Nacional.
En el devenir de la CUT se ubican dilemas decisivos que atañen a horizontes más amplios y complejos en los que se revela el sentido profundo de su deseo: por un lado, enfrenta el agotamiento del paradigma que inspiró su origen, pero al que debe vincularse para encontrar en ella el impulso de su reinvención estética, que no será auténtica si no responde a los desafíos que plantea la relación entre teatro y sociedad, así como la misión de la universidad en esta crisis civilizatoria que ha nos ha llegado y que es urgente aclarar. La realidad cambia vertiginosamente más rápido que el teatro, cuya esencia es ser el arte del cambio. A pesar de ello, la historia avanza más lentamente que la conciencia que construye el teatro. Me gustaría mucho que la futura CUT y la futura UNAM estuvieran a la altura de ese reto.
En México se hace el mejor teatro del mundo, pero también se hace el peor teatro del mundo. En todo caso, somos un país superproductor de teatro y, sin embargo, es un teatro inmóvil, aislado, desconectado. Lo que se hace en Mérida no afecta lo que se hace en Tijuana, ni lo que se hace en Guadalajara tiene eco. en lo que se hace en Xalapa.
Seguimos luchando para que el teatro exista, el éxito consiste en poder dar una tercera convocatoria. El propósito que nos concierne a todos debe ser el de formar al espectador; El espectador de teatro de hoy no se puede presuponer, hay que iniciarlo y entrenarlo, y eso solo se puede intentar desde la estabilidad. Damos vueltas en el aire perdidas labores de amor, sucesos, cada vez menos, todo se ha vuelto eventualidad y turismo. En un país donde el noventa por ciento de sus habitantes nunca ha ido al teatro, ¿de qué hablamos cuando hablamos de teatro?
La mayor riqueza de nuestro teatro está en sus actrices y actores.
CAMARADA
Continuar leyendo: El CUT, un movimiento artístico transformador