El gallo, ese pelaje emplumado de diversidad de colores, camina por el patio de la casa con mucha gracia, regordete, orgulloso, vanidoso, arrogante sobre sus dos patas, mueve su cresta, vigila que sus rivales no invadan su tierra, su harén. , es el «marido colectivo de las gallinas» como el Sr. José Rubén Romero en su libro La vida inútil de Pito Pérez.
El escritor Antonio Magaña Esquivelseñala en su libro Los teatros en la Ciudad de México DDF 1974, se refiere al Teatro de los Gallos (1840), “nombre que se debió a que este lugar había sido un palenque, arreglado para el espectáculo muy mexicano de la pelea de gallos”.
General Antonio López de Santa Annaaficionado a las peleas de gallos, en su finca Manga de Clavo, ubicada entre Veracruz y Jalapa, que le compró en 25.000 pesos, a ella Frances Erskine Inglis Marquesa de Calderón de la Barcaescribe su libro Life in Mexico, «La casa es hermosa y está muy bien cuidada… escasamente amueblada… varios gallos de pelea, porque las peleas de gallos son una de las diversiones favoritas de Santa Anna».
Además, Calderón de la Barca refrenda lo anterior, “Fuimos a los gallos a eso de las tres de la tarde. La plaza estaba a rebosar de gente, y los palcos, ocupados por las señoras, parecían un jardín lleno de flores de todos los colores. Mientras los gallos cantaban bravamente, se cambiaban las apuestas… los caballeros paseaban por el palenque…”
El ex cacique de San Luis Potosí, Don Gonzalo N. Santos, también mostró apego por los gallos, uno de ellos llevaba el nombre de Cimitarra, un ejemplar muy fuerte, invencible según la leyenda, tan querido por de los Santos. que lo mandó a construir un monumento en su rancho La Jarrilla.
El novelista Juan Rulfo, creador de El gallo de oro, homónimo de la película protagonizada por Lucha Villa, Ignacio López Tarso, Narciso Busquets, entre otros, con guión de Carlos Fuentes y Gabriel García Márquez, bajo la dirección de Roberto Gavaldón, relata la historia de Dionicio Pinzón, pregonero de San Miguel Del Milagro, que anunciaba peleas de gallos.
En uno de ellos rescató a un pájaro emplumado moribundo que cuidaba y ahora en mejores condiciones, “pastoreaba su gallo en el solárium del corral. Aquel gallo de oro, aún ceniciento como la tierra, mostraba su excelente condición…”.
El gallo es una figura emblemática, es un referente en varios aspectos, prueba de lo anterior en la CDMX está la avenida de los gallos; al cantante y actor Luis Aguilar se le conoce como El gallo Giro, es la estampa de la veleta colocada en los techos de las casas.
Es la figura de la carta que se manifestó El que le cantó San Pedro (El Gallo); expresiones populares, Si me cantaba otro gallo, no le da de beber agua al gallo de la pasión, toma un gallo, se comió un gallo, el que es gallo, donde canta, el gallo se durmió, como quitando una pluma de el gallo.
Gabriel García Márquez, en su novela El coronel no tiene que le escribir cita “un grupo de niños entró por la reja desportillada. Se sentaron alrededor del gallo, para contemplarlo en silencio… No mires más a ese animal -dijo el coronel- los gallos se desgastan de tanto mirarlos…»
el poeta persa Omar Khaiyyam en uno de sus Rubaiyyat, escribió: “¿Sabes por qué al amanecer se lamenta el gallo con su canto agudo? Porque vio en el espejo de la clara mañana, que una noche en tu vida había pasado sin que te dieras cuenta.
POR RUBÉN MARTINEZ CISNEROS
COLABORADOR
MAÍZ
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