
El golpe de inteligencia del siglo. Bajo esa definición, el periodista del Washington Post Greg Miller resume de qué manera la CIA norteamericana utilizó, durante más de medio siglo, una empresa suiza para espiar a aliados y adversarios de los Estados Unidos. La reveladora investigación arroja algunos inquietantes: la Argentina está entre los países más espiados y, en el corazón del contenido de Crypto AG -así se llamaba la firma mediante la cual se obtenía la información de los distintos servicios de inteligencia-, hay también material vinculado con la guerra de Malvinas.
La investigación del reconocido diario estadounidense, en sociedad con ZDF, establece que la CIA, en conjunto con la inteligencia de Alemania Occidental, fueron los dos actores fundamentales en el espionaje que se realizaba a través de esta empresa que vendía dispositivos de inteligencia a distintos países. Como dato relevante, vale la pena destacar que los dos principales adversarios en el momento, China y la Unión Soviética, no utilizaban los dispositivos de Crypto AG. Entre los espiados sí estuvieron Irán, miembros de la OTAN y las dictaduras militares de América Latina.
«Los gobiernos extranjeros estaban pagando un buen dinero a los Estados Unidos y a Alemania Occidental por el privilegio de que sus comunicaciones más secretas sean leídas por al menos dos (y posiblemente tanto como cinco o seis) gobiernos», dice el informe citado por Miller en el Washington Post.
Es, según el periodista, uno de los golpes más audaces en la historia de la agencia norteamericana. Una operación que fue conocida como Tesauro o Rubicón.
En esta entrevista con TN.com.ar, Greg Miller cuenta los detalles de la maniobra que se llevó adelante durante décadas y que puede arrojar importantes elementos para entender mejor el rol de Estados Unidos -y el conocimiento que tenían sus gobiernos- sobre lo que sucedía en América latina en los oscuros años de las dictaduras militares. Además, Miller reflexiona sobre los debates actuales en torno a los límites éticos de la inteligencia moderna y sobre el rol de las empresas de tecnología en este escenario.
-Felicitaciones por su trabajo, que tiene grandes implicancias para la Argentina. ¿En qué consistió esta operación de inteligencia?
Fue una operación de inteligencia realmente notable en la que la CIA y, por un buen tiempo, su equivalente en Alemania occidental, se adueñaron y controlaron secretamente una compañía en Suiza que vendía dispositivos de encriptación a gran parte del mundo, incluida prácticamente toda América latina. Se trata de dispositivos que los gobiernos usan para mantener sus conversaciones en secreto, y los estaban comprando a esta compañía suiza, en la que confiaban. Lo que no sabían era que pertenecía secretamente a la CIA, y que todas sus máquinas, destinadas a Latinoamérica y a otras partes del mundo.

-¿Cuándo fue que el público en general tomó conocimiento de que Crypto AG -que era el nombre de esta firma- pertenecía verdaderamente a la CIA?
Al principio, para el mundo exterior se trataba de una compañía con base en Suiza, donde todavía se encuentra su sede central. Nada permitía sospechar que se trataba de otra cosa que de una empresa privada. Pero en 1970, la compró la CIA en una alianza secreta con el servicio de inteligencia alemán occidental específicamente para explotar sus máquinas y usarlas como una plataforma de espionaje.
-Hablemos un poco sobre lo que descubrieron en relación con el conflicto entre la Argentina y Gran Bretaña, y específicamente sobre la Guerra de Malvinas.
Nuestra historia, que hicimos en asociación con ZDF, la estación de televisión pública alemana, se basó en documentos e historias clasificadas que obtuvimos de esta operación. Y tengo que decirle que la Argentina es mencionada más que casi cualquier otro país en estos documentos. Hablan de cómo muchos de estos dispositivos eran vendidos a la Argentina. De cómo Estados Unidos era capaz de escuchar a los militares argentinos durante la Guerra de Malvinas y compartieron esa información con el Reino Unido para darles una mayor ventaja en el conflicto. También de las formas en las que la Argentina fue engañada para creer que se trataba de máquinas ordinarias, incluso cuando el Gobierno comenzó a sospechar que había un problema.

-Lo curioso acerca de Crypto AG y de todo el material que estaban leyendo es que los principales adversarios de los Estados Unidos no estaban usando estos dispositivos. Me refiero, básicamente, a la Unión Soviética y a China.
Eso es cierto. Estas máquinas fueron adquiridas por más de 120 países alrededor del mundo, pero dos que nunca los compraron fueron la Unión Soviética y China, que fueron los principales adversarios de Estados Unidos durante la mayor parte de este período. Por eso, el éxito de esta operación fue limitado, ya que realmente no fue de gran ayuda para reunir información sobre Rusia.
-Volvamos a lo que decías sobre la Guerra de Malvinas. Me preguntaba si podrías contarnos un poco más acerca del contenido del material revelado.
Ojalá pudiera. Lo cierto es que una de las áreas en las que estos documentos no nos brindan demasiados detalles es en el contenido de los mensajes que fueron interceptados. Describen e identifican los países a los que se dirigían, pero no dicen mucho acerca de la información a la que Estados Unidos tuvo acceso. Lo que dicen es básicamente que la Armada y los principales sectores del Gobierno argentino en comunicación con sus embajadas estaban usando estos dispositivos. En consecuencia, cualquier cosa que comunicaran a través de esos canales que estuviera relacionado con el Gobierno argentino era casi como un libro abierto para la CIA y la NSA en los Estados Unidos.

-¿Podría también abrir la puerta para entender las responsabilidades o el involucramiento político de los Estados Unidos en un tiempo tan delicado de la historia latinoamericana, donde tuvimos dictaduras militares que llevaron adelante una persecución política brutal?
Sí. Creo que esos son un punto y una pregunta muy importantes. Es algo sobre lo que estoy tratando de investigar para poder hacer una nueva publicación, ya que genera interrogantes significativos sobre lo que sabía Estados Unidos acerca de lo que ocurría en América latina en este período; sobre lo que hicieron y lo que no para intervenir, detener o exponer dicha realidad. Porque, como decís, gran parte de esto ocurrió durante un tiempo muy violento en la historia de Sudamérica, donde decenas de miles de personas fueron asesinadas y desaparecidas, y ahora tenemos información que indica que los servicios de inteligencia norteamericanos deberían haber estado al tanto de parte importante de lo que sucedía.

-¿Qué fue lo que pasó con Crypto AG? ¿Cambió de nombre? ¿Todavía existe?
La CIA siguió siendo dueña de la compañía y operándola hasta hace dos años. En 2018, se dividió y se vendió en pequeñas partes a diferentes empresas. Su nombre y el edificio, como dije, aún existen y siguen ahí. Más de una docena de países alrededor del mundo todavía usan este tipo de dispositivos. No sé si la Argentina sea uno de ellos. Sin embargo, con el correr del tiempo, los esfuerzos de esta operación se volvieron menos valiosos, porque los Gobiernos tuvieron acceso a mejor encriptación en línea y de otras fuentes, y ya no tuvieron que recurrir a esta compañía en Suiza.
-Estuvimos siguiendo algunos escándalos vinculados a temas de inteligencia, como las revelaciones de Edward Snowden y Wikileaks. Me preguntaba, y ya que vos seguís estos temas tan importantes y tan sensibles, ¿cuáles son los nuevos interrogantes en torno a los límites morales de estas operaciones que están en el centro de la escena en este momento?
Esa es una pregunta muy importante. La historia en este tipo de operaciones se remonta a la Segunda Guerra Mundial y atraviesa la Guerra Fría, y es profundamente relevante para nosotros hoy en día. Creo que la operación de encriptación de la CIA nos ayuda a entender cómo y por qué los Estados Unidos desarrolló un apetito tan voraz por vigilar las comunicaciones de los otros países. Pero también nos ayuda a explicar la importancia de las sospechas actuales con respecto a otras compañías que pueden o no tener relación con otros Gobiernos. Estoy pensando en Huawei, la gigantesca compañía de telecomunicaciones china, Kaspersky, la compañía de antivirus rusa. La historia de la encriptación realmente tiene muchos ecos.