Más allá de lo escandalosas que fueron las eliminaciones en la fase de grupos de equipos como Alemania, Bélgica, México y Uruguay, la El fracaso de este Mundial es España.
Y ha sido la gran decepción por todo lo que se generó en las expectativas en torno a la obra de luis enriqueque tiró por la borda el propio director técnico, que se empecinó en no traer gente experimentada que pudiera darle el toque de liderazgo que necesitaba ante un equipo marroquí, que no puede calificarse de sorpresa, sino de un equipo bien trabajado y basado en la calidad y personalidad de sus jugadores como Bono, Hakimi y Ziyech.
Ese orgullo con el que se las ha arreglado Luis Enrique en los últimos meses, con sus constantes enfrentamientos con la prensa, el streaming como parte de su día a día, y con ese complejo de superioridad que no aparecía cuando más se le necesitaba. El técnico ha sido un buen entrenador para estos jóvenes españoles, un mentor en los entrenamientos, un motivador desde las redes sociales, pero no era el entrenador que necesitaba España en el momento más difícil que lo pasaba en el Mundial.
Porque fue en esos momentos en los que la portería marroquí estaba cerrada para los españoles, ese momento en los que no había espacios y el tiempo también era el enemigo, que la Furia Roja necesitaba al director técnico, que nunca apareció.
Insisto en su faceta de entrenador, ese hombre que prepara los partidos y que en su día a día siempre se ha mostrado fuerte y cercano a los jugadores. No puede existir ningún tipo de duda o cuestionamiento; Sin embargo, en momentos de presión, como en el último partido de la fase de grupos ante Japón, y en los octavos de final, ante los marroquíes, no fue el seleccionador que necesitaba España.
No supo arreglar lo que pasaba en el campo, no supo corregir sobre la marcha, y no supo dirigir, que al final es lo más importante.
Y no solo eso, sino que además, a la hora de los penaltis, fue un adorno más en el banquillo ibérico. Transmitía muy poco, no daba confianza y la forma en que se desvanecía Luis Enrique, tirado hacia delante, agresivo y contestador, se reflejaba en la forma de rematar de sus jugadores.
Terrible, realmente terrible lo que se vio de España, que con esto se ha convertido en el gran fracaso del Mundial, después de ser semifinalista en la Eurocopa e inflar la calidad de sus “maravillosos jóvenes”, al final se fue con la cola entre las piernas, fallando, y todo, porque no tenía director técnico.
POR GERARDO VELÁZQUEZ DE LEÓN
COLABORADOR
@gvlo2008
MAÍZ
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