El gesto recuerda al de Ariel Sharon, entonces líder de la oposición conservadora israelí, cuando en el año 2000 visitó la explanada de las Mezquitas y desató una ola de violencia que, a lo largo de seis años, se cobró la vida de casi 5.000 personas. Como si eso no hubiera sido suficiente, el flamante Ministro de Seguridad Nacional de Israel, extremista Itamar Ben Gvirhecho este martes una visita al mismo lugar sensible. Y la reacción no se hizo esperar.
Los países árabes e islámicos condenaron «enérgicamente» la visita y advirtieron contra las consecuencias de tal «medida unilateral».
La Liga Árabe, integrada por 22 países, responsabilizó en un comunicado al Gobierno del nuevo primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, de «las consecuencias de estas prácticas y planes de extrema derecha y sus repercusiones en Palestina, la región y la paz mundial». incluido la posibilidad de desencadenar una guerra religiosa«.
Netanyahu asumió un nuevo mandato la semana pasada al frente del gobierno más derechista en la historia de Israel.
El secretario general de la Liga, Ahmed Abulgheit, subrayó en la nota que la visita «se da en el contexto del inicio de la implementación del programa extremista y de la agenda de liquidación del gobierno de Netanyahu, con todo lo que implica este programa en términos de prender de manera muy peligrosa la situación en Jerusalén y el resto de los territorios ocupados”.
Una posición similar expresó la Organización de Cooperación Islámica (OCI), con 57 estados miembros, que condenó en otro comunicado la «provocación» de Ben Gvire instó a la comunidad internacional a «poner fin a esas violaciones israelíes que alimentarían el conflicto religioso, el extremismo y la inestabilidad».
Qué pasa en la Explanada de las Mezquitas
La Explanada de las Mezquitas es sagrado tanto para los musulmanes – alberga la importante Mezquita de Al Aqsa y la Cúpula de la Roca, donde el profeta Mahoma ascendió al cielo -en cuanto a los judíos, que la llaman el monte del Templo porque creen que allí se construyó el Segundo Templo.
Es el tercer lugar más sagrado del Islam mundial, solo por detrás de La Meca y Medina.
De casi 15 hectáreas ubicadas en la parte alta de la Ciudad Vieja de Jerusalén, la Explanada se ubica en la parte este de la ciudadel sector palestino ocupado y anexado por Israel en 1967, y que los palestinos quieren convertirla en la capital del estado al que aspiran. El lugar es un yesquero donde el más mínimo incidente puede desencadenar violencia y enfrentamientos.
La construcción de la explanada comenzó en el siglo séptimo tras la toma de Jerusalén por el califa Omar, quien ordenó su construcción en el solar del Templo judío destruido por los romanos en el año 70, y cuyo único vestigio es el Muro de los Lamentos.
El Al-Haram al-Sharif alberga la Cúpula de la Roca y la Mezquita Al-Aqsa (Far), ya que es el santuario más lejano donde, según la tradición musulmana, habría ido el profeta Mahoma.
La Cúpula de la Roca se eleva sobre el lugar donde el profeta habría ascendido al cielo.
Israel considera a Jerusalén su capital «indivisible», aunque el estado de la ciudad está pendiente de un acuerdo de paz con las autoridades palestinas, que reclaman Jerusalén Este como capital de un estado en las fronteras de 1967 en el marco de una solución de dos estados respaldado por la comunidad internacional, que también pide que no se modifique el statu quo.
El status quo
El citado statu quo autoriza a los musulmanes a subir a cualquier hora del día y de la noche, mientras impide que los judíos recen y entren con banderas israelíes u objetos religiosos judíosmientras se le permitía visitarla en horas predeterminadas y atravesarlo por una ruta fija, acompañado de policías.
Sin embargo, los ultranacionalistas judíos suelen provocar incidentes al rezar subrepticiamente en la explanada después de entrar en ella como simples visitantes, creando tensiones con los fieles musulmanes que Temen que Israel cambie las reglas. que regulan el acceso.
“Estoy aquí porque con mi presencia quiero demostrar que el Monte del Templo nos pertenece”, dijo un Sharon durante su infame visita que vio cómo, a las pocas horas de salir de la mezquita, Jerusalén, Cisjordania y Gaza se vieron envueltas en una ola de violencia.
Ahora, la visita de Ben Gvir también fue condenada por Jordania y Egipto, que firmaron la paz con Israel en 1979 y 1994, respectivamente, así como por Arabia Saudí, país con el que Netanyahu aspira a llegar a un entendimiento similar a los firmados hace dos años. años con los Emiratos Árabes Unidos y Bahrein.
«El Reino (de Arabia Saudita) condena estas prácticas provocativas«, que «dificultan los esfuerzos internacionales por la paz» en Medio Oriente, dijo un comunicado del Ministerio de Relaciones Exteriores de Arabia Saudita.
La nota reiteró la posición de Riad de que «apoya el establecimiento de un estado palestino independiente en los territorios ocupados (por Israel) en 1967, con su capital en Jerusalén Este».
Por su parte, la Cancillería jordana calificó la visita de «una violación flagrante e inaceptable del derecho internacional y el ‘statu quo’ histórico y jurídico en Jerusalén y sus lugares santos”, y consideró que se trata de un “acto provocativo y reprobable” que “advierte de una mayor escalada y representa una tendencia peligrosa”.
En una declaración separada, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Egipto expresó su «total rechazo a cualquier medida unilateral», advirtiendo contra «las repercusiones negativas de tales medidas en la seguridad y la estabilidad en los territorios ocupados y la región, y en el futuro del proceso de paz». .
Clarín escribe con información de EFE
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