Faltan menos de 2 años para que finalice este sexenio, estamos a 18 meses de la elecciones presidenciales, el comienzo del año marca una nueva etapa para el gobierno. Los presidentes experimentan el cenit de su poder durante los primeros cuatro años, pero a partir del quinto año las cosas empiezan a cambiar, es un proceso natural producto del desgaste y del tiempo, las decisiones que toman de ahora en adelante son las que definir la continuidad de su proyecto.
Dentro del propio equipo de gobierno saben que se acerca el final del sexenio y eso les obliga a hacer cálculos políticos para su propia continuidad, que no siempre coincide con los intereses de su líder, en este caso el presidente. . Los mayores problemas en cada sexenio siempre son internos, se dan entre los miembros del equipo, nos espera una feroz lucha entre los tapas de botellas para ser ungidasNo se puede guardar nada para después.
Además, el bono popular de paciencia para esperar buenos resultados también empieza a agotarse, los ciudadanos son cada vez más escépticos con las acciones gubernamentales, quieren ver cumplidas las promesas de campaña. El desencanto suele darse en mayor medida en las clases medias, que suelen ser más críticas y más difíciles de convencer, el apoyo que dan a una opción política suele diluirse fácilmente de una elección a otra.
Pero eso no significa que el 4T está en crisis, han logrado consolidar su voto duro en las clases populares, tienen precandidatos competitivos a la elección presidencial y su líder, a diferencia de su antecesor, aún goza de altos niveles de popularidad. Lo que significa que este año se enfrentarán a nuevos retos que se irán agravando con el paso de los meses y que, de no afrontarse con honestidad, pueden acelerar el desgaste de su propuesta.
El año empieza mal para el gobierno; con el Refinería Deer Park fuera de operaciones, con un aeropuerto que no despega, con altos niveles de inseguridad en el país y con un escándalo en el Corte Suprema. De todos los anteriores, la inseguridad y el aeropuerto son los problemas más graves, el primero porque afecta a todos los sectores sociales por igual y el segundo porque está provocando un agujero en las finanzas públicas que a corto plazo puede ser devastador.
Este será un año de intensa confrontación política, si bien es cierto que la relación entre la 4T y sus opositores nunca ha sido cordial, en el año que comienza las disputas se intensificarán en el preámbulo de las elecciones presidenciales. Los partidos políticos tienen que utilizar sus «mejores armas» contra sus adversarios, y aunque estas sean la descalificación, la burla, la mentira, los golpes bajos y los insultos, no dudarán en utilizarlas para conseguir sus objetivos.
El 2023 marca el principio del fin para el actual gobierno, es el último año que tienen para lograr algo, pues a partir del próximo todo tendrá que ver con la sucesión presidencial. Espero que lo aprovechen.
POR HÉCTOR SERRANO AZAMAR
COLABORADOR
@HSERRANOAZAMAR
MAÍZ
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