El próximo domingo 27 de noviembre, nuestro presidente Andrés Manuel López Obrador, nos convocó a marchar desde el Ángel de la Independencia hasta el Zócalo de la Ciudad de México.
Debemos recalcar que no se trata de un simple llamado del presidente, sino del pueblo de México que, a través del presidente, llama a marchar para demostrar su apoyo a la Cuarta Transformación de la vida pública en México.
La transformación de México debe entenderse como un proceso complejo, con significados ulteriores. No se trata simplemente de acabar con el abuso y los privilegios de unos pocos.
Este significado trae consigo el establecimiento de un proceso cíclico de paz social, bienestar y combate a los factores generadores de pobreza. Al finalizar este año hemos logrado sentar las bases, pero aún queda un largo camino por recorrer para cambiar el profundo daño que dejó el neoliberalismo en nuestro país.
Este auténtico y verdadero proceso de transformación social debe cumplirse; Fue un grito del pueblo durante muchos años. El primer paso se logró a través de la elección histórica que llevó a nuestro movimiento al poder. Y uno de los aspectos fundamentales por los que luchan es que la ciudadanía sea igual para todos, para que la voz y el voto de cada mexicano y mexicana tengan el mismo valor; sean ricos o pobres.
Vemos que este es uno de los inconvenientes del conservadurismo. Creyendo que su voz y su voto valen mucho más que la de un obrero, un empleado o un campesino, un maestro o un profesional, un ama de casa, un joven o un anciano. Rechazamos la tesis de que hay ciudadanos de diferentes clases. Por eso hemos dicho repetidamente: su problema es el clasismo y el racismo.
Entonces, no se trata solo de salir a marchar al lado del presidente más querido en la historia de México. Más bien, con el acto de marchar vamos a ratificar una vez más nuestra representación en la presidencia de México. Porque lo que representa son las esperanzas, los anhelos, los sueños de millones de mexicanos por salir de la pobreza, el hastío y el olvido.
La marcha representa una forma diferente de construir el país: desde abajo, con el pueblo y para el pueblo. Por eso el presidente marchará junto al pueblo porque es parte del pueblo.
La marcha es también símbolo de alegría: por fin hay un gobernante que encarna a todos los mexicanos. Hay alguien que tiene temple para enfrentar la injerencia extranjera, que defiende la soberanía y que no está dispuesto a entregar los bienes de la nación a cambio de centavos. Es también un líder que ve a América Latina con igualdad y que fortalece una política internacional multilateral.
La participación de cada mexicano y mexicana el próximo domingo 27 es fundamental y es nuestra tarea informar sobre el objetivo de la movilización; cada ciudadano es un medio de comunicación. Por lo que hacemos un cordial llamado a unirnos en este importante esfuerzo colectivo junto a nuestro presidente Andrés Manuel López Obrador.
El pueblo manda y el pueblo quita, y la orden del pueblo es salir a manifestar su apoyo irrestricto a la transformación y su voto de confianza en una forma diferente de hacer política.
POR JOSÉ NARRO CÉSPEDES
COLABORADOR
@NARROJOSE
CAMARADA
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