En Miami, la cultura afrocubana es un sello de resistencia

Estos temas y otros más profundos forman parte de las investigaciones de la maestra, coreógrafa y bailarina cubana Neri Torres, quien se ha dedicado a la promoción de la cultura afrocubana fuera de la isla. Gracias a sus clases, los espectáculos de danza de su compañía IFE-ILE y el festival que realiza anualmente, transmite a muchos la pasión por una cultura rica y compleja, pero sobre todo abierta a quienes deseen acercarse. Efectivamente, la herencia africana no recae sólo en las pieles negras. La combinación de españoles con africanos en este continente ha generado interesantes matices. No me extrañan las frases «el que no tiene Congo tiene Carabalí» o «y tu abuela, ¿dónde está?» se han vuelto populares, un verso que parte del poema Y tu abuela, ¿dónde está?del puertorriqueño Fortunato Vizcarrondo.

En conversación con DIARIO LAS AMÉRICAS, Neri Torres reveló que cuando llegó a Miami en 1991 “no existía el espacio de la danza afrocubana”. La bailarina, con experiencia en numerosos escenarios de Cuba, incluida la emblemática Tropicana, y que estudió en la Escuela Nacional de Instructores de Arte y luego en el Instituto Superior de Arte, señaló que aunque lo afrocubano no estaba muy bien visto en esos años , “había muchas más posibilidades de hacer cosas de baile que ahora, de hecho, había más movimiento en términos de baile”. Por eso lamentó que “todo se ha vuelto mucho más comercial y menos cultural en muchos sentidos, aunque hay grupos que ahora son más sólidos”.

Ante la pregunta sobre la mercantilización de los aspectos religiosos, indicó que “esta religión era de gente pobre, de esclavos, que se ayudaban unos a otros, y la espiritualidad se basaba precisamente en ayudar a los demás”. Pero, “una vez que esta religión llegó a Miami, se convirtió en una empresa más. Y todas estas políticas neoliberales de que cada uno es para sí mismo, y es muy individualista, han llevado a la mercantilización de la religión.

“Y ahora se está volviendo como castas de personas que cuanto más dinero tienen que conseguir para hacer ese santo, esa iniciación, mejor es. Y no, nunca fue así, esta era una religión de gente humilde. Se está comercializando todo, desde el aspecto del vestuario, desde la música, todo, y hay cosas que son problemáticas cuando se comercializan, sobre todo cuando tienen que ver con la fe y la espiritualidad. Pero creo que todas las religiones son así. El aspecto material en el mundo está demasiado en primer plano y estamos perdiendo la espiritualidad. Y la danza tiene mucho que ver con la espiritualidad”, señaló.

Los comienzos en Miami

Siempre agradecido, Torres no olvida al fallecido Pedro Pablo Peña, conocido por haber apoyado a numerosos bailarines que partieron de Cuba al exilio. “Cuando llegué comencé a trabajar con la compañía de Pedro Pablo Peña, que se llamaba Creation Ballet (luego cambió a Miami Hispanic Ballet), que siempre recibía a gente como yo que venía de Cuba y terminaba allí. Le agradezco mucho, fue la primera mano que recibí en ese momento”, recordó.

Además, trabajó en el Ballet Concierto, dirigido por Sonia Díaz, donde impartía clases de bailes populares, aunque «en ese momento no estaban tanto en escena las cosas puramente cubanas». En 1993, Víctor Cuéllar, uno de los coreógrafos de Danza Nacional de Cuba (ahora Danza Contemporánea de Cuba), abrió una compañía en Miami, donde Torres incluso logró «bailar cosas que no puede bailar en Cuba».

Torres suma una formación completa, ya que se inició en el ballet, luego siguió en la danza contemporánea, hasta llegar al folklore. Sobre esta transición, destacó que “una vez que me convertí en emigrante, es cuando realmente te das cuenta de quién eres, ves las diferencias, lo que te diferencia de otras personas. Tu identidad se realza una vez que sales del país”.

Y su sueño no tardó en materializarse. En 1996 fundó la compañía de danza afrocubana IFE-ILE. Cabe señalar que el nombre de la empresa proviene de Ilé-Ife, que es considerada la ciudad más antigua del pueblo yoruba, en Nigeria.

“Dije, ‘¿cómo estamos en Miami y no hay nada?’ Eso me dio la idea de hacer un doctorado también porque he comenzado a investigar el trasfondo de nuestra cultura y cómo se ha extendido por el mundo”, dijo Torres, quien ha sido reconocida con una Proclamación de la Ciudad de Miami y un Certificado de Mérito. Artista del estado de Florida.

Partiendo de esta línea de investigación, se ha centrado en describir la inmigración cubana y “cómo las personas que llegaron primero (sobre todo en la década de 1960) no acogieron las danzas y la cultura afrocubana. Eso siempre se practicó voz baja y la catalogó como la cultura de [Fidel] Castro, que tiene un tinte ligeramente racista».

“También hay otro aspecto que es cómo la gente que viene se va adaptando a lo que hay, en términos históricos y sociales”. De hecho, citó una historia que leyó recientemente sobre dos amigos que se separaron. “Uno dejó de tratar a su amigo negro”, lamentó el maestro, quien ha trabajado en el escenario con Celia Cruz, Andy García, Gloria Estefan, Willy Chirino, Albita Rodríguez, entre otros.

Con Celia Cruz y Gloria Estefan. Cortesía / Neri Torres

En esta foto de 2000, Neri Torres aparece con Celia Cruz en la fiesta de CBS por el lanzamiento del disco Alma Caribeña de Gloria Estefan.  Neri Torres estuvo a cargo de la coreografía de la canción

En esta foto de 2000, Neri Torres aparece con Celia Cruz en la fiesta de CBS por el lanzamiento del disco Alma Caribeña de Gloria Estefan. Neri Torres estuvo a cargo de la coreografía de la canción «No me Dejes de Querer», incluida en ese disco, que ganó un premio Grammy.

Cortesía / Neri Torres

Por eso Torres valora la defensa de estas raíces culturales que conectan a tantos: “Creo que es importante porque es una cultura que está en peligro de extinción con toda la globalización y el enorme desplazamiento humano que se está viendo en el mundo. . Son culturas que aportan sentido de pertenencia a las personas. Bailar, crear comunidad, facilita que las personas se reúnan, canten, bailen, compartan y rompan sus espacios culturales la mayor parte del tiempo. Son muchas las personas que se sienten seducidas por ese encanto que tiene la cultura afrocubana, que atrae no solo por el baile, sino por la alegría de vivir que emana”.

Según afirmó, “los emigrantes tenemos eso sobre los hombros de ser embajadores culturales y mantener esa cultura, porque no sabemos qué va a pasar con Cuba, ya vemos todos los problemas que se están dando. Es importante la memoria colectiva, la memoria de todos los que me precedieron, de mis maestros, y todo lo que ha aportado esta tradición, que no se reconoce, digamos, como ballet o danza contemporánea.

“Todos en Cuba, negros, blancos, chinos, cuando escuchan una conga, se unen. Eso es importante de mantener. Y ese es el atractivo de la cultura cubana, que ha aportado a tantas otras culturas así como a la cultura pop americana, toda la cultura que se consume en este momento tiene un gran porcentaje de cultura cubana; y no estoy siendo machista, es un hecho totalmente comprobable”, zanjó el investigador.

Entre sus trabajos académicos destaca la recopilación de ensayos “Perspectives on Fusion Dance in the Caribbean and the Sustainability of Dance” (Cambridge Scholars Publishing, 2019), la cual se basó en una serie de conferencias que dictó en Barbados, mientras era profesor de la Universidad de las Indias Occidentales.

“Como tenía antecedentes de hacer festivales en Miami, decidí hacer algunas conferencias en la universidad, mucho más inclinadas hacia el aspecto académico de la danza. Siempre tenía un espacio para comentar lo que pasaba con el baile. En 2004 invitamos a Katherine Donan, conocida como la matriarca negra de la danza estadounidense. Ella fue quien creó la fusión de los bailes de ballet con los bailes negros para lograr un acercamiento entre todos y que la gente también respete la cultura negra en Estados Unidos”, subrayó.

Un festival que realza los valores afrocubanos

Con su compañía, Torres amplió aún más el alcance al crear el Festival de Danza Afrocubana IFE-ILE, que este año se desarrolla del 3 al 6 de agosto en su 23 edición. El tema es “Danza Indómita: Rituales de Resistencia para el Siglo XXI”, y se realiza en fusión con la Conferencia Bienal Internacional de Danza del Caribe, creada por Neri Torres en Barbados en 2014.

Ante la pregunta de cómo conviven en Miami las raíces heredadas del continente africano (las tradiciones traídas por dominicanos, colombianos, brasileños o haitianos, por ejemplo), opinó que “cada uno convive en su espacio y en su barrio, y nosotros reunirse en ciertos eventos”. Por ejemplo, en esta edición del festival participarán la haitiana Weiselande ‘Yanui’ César y la bahameña A’Keitha Carey, quienes impartirán talleres. La invitada principal de este año es Andrea E. Woods Valdés, profesora titular de la Universidad de Duke.

Torres enseña técnicas de danza moderna, folklore, historia de la danza, coreografía y otras materias en la Universidad de Texas en El Paso (UTEP). Para el festival participarán sus universitarios con la pieza Obini«dedicado a las mujeres cubanas ya todas las mujeres del mundo que tratan de darle sentido a la vida de sus hijos cuando el entorno no se lo permite».

Obini

Obini, pieza dedicada a la mujer, dirigida por Neri Torres.

Cortesía/Neri Torres

Torres adelantó la sinopsis de esta obra: “Compartimos caminos insólitos, luchas, pérdidas… Aun así, resistimos, amparados por los elementos que nos empoderan y por la eterna esperanza del soplo vital que engendramos: somos la madre tierra”. .»

Según agregó, la coreografía muestra “cómo las mujeres nos ayudamos entre nosotras, y que no solo somos débiles, también tenemos la parte de que también podemos ser fuertes en muchas situaciones, y que, al final, la poesía de Oyá es ‘damos vida, y también a veces la perdemos’, es el primer y último aliento. Además de citar a Oyá (la primera amazona del mundo), se cita a Oshún y Yemayá, que son las propias madres.

Esta “mezcla de danza afrocubana y contemporánea” será interpretada por Kaelin Walker, Jensen Springer, Chandell Molinar, Kayla Kuhajda, Laura Hellmuth, Ailis de Luna, Alyssa Aranda y Marayah Angeliz.

Obini. Cortesía / Neri Torres

Obini, pieza dedicada a la mujer, dirigida por Neri Torres.

Cortesía / Neri Torres

Entre los invitados a la gala del 6 de agosto a las 20:00 horas en el Koubek Center, mencionó al grupo Dance Heals Project, que viene desde Filadelfia a presentar una pieza; y también los bailarines Yodeny y Yoeny Martell.

“Músicos y bailarines del IFE-ILE presentarán una impronta rumbera y una selección de bailes populares cubanos como el cubatón, el mozambique y la timba. Los paneles académicos y la conga se llevarán a cabo en el Museo de Historia de Miami, y los talleres y espectáculos de danza serán en el Koubek Center”, dijo.

Finalmente, Torres agradeció a “los patrocinadores del evento, The Miami Herald y el Departamento de Asuntos Culturales del Condado de Miami-Dade”.

Aquí puedes consultar el programa completo del festival, que tendrá actividades en el HistoryMiami Museum y en el Koubek Center del Miami Dade College.

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