5 junio, 2023

Especialistas mexicanos comenzaron lLa primera etapa de intervención de cuatro de las cinco pinturas que componen un óleo de gran formato, de 15,13 metros de alto por 20,15 metros de ancho, que forma parte de del Templo de San Fernando Rey, en la colonia Guerrero de la Ciudad de México.

Los óleos fueron localizados desmontados de su lugar de origen, durante las supervisiones que se realizaron los monumentos afectados por los terremotos de 2017. La obra, titulada “Visión de escama blanca y roja y Pensil Seráfico”, adornaba el muro este de los lunetos del coro.

Según el restaurador responsable de la obra, Martha Amparo Fernández Ortiza partir de investigaciones previas fue posible fechar las pinturas en el siglo XVIII e identificar que las escenas narran la vida de San Francisco de Asís; aunque el análisis continúa para identificar al autor.

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La Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural (CNPC) financiación negociada con la Embajada de Suiza para intervenir en las obras y generó un proyecto integral que implicó el empaque y traslado, como parte de una primera etapa, de cuatro de las cinco partes de la obra de gran formato, quedando pendiente la que muestra las imágenes de la Virgen María y Cristo que por su tamaño será atendido in situ, en una segunda etapa.

las escenas narran la vida de San Francisco de Asís; aunque el análisis continúa para identificar al autor
Créditos: Especial

Procesos de conservación y restauración

Los cuatro segmentos a intervenir corresponden a las que presentan escenas de frailes subiendo al cielo por medio de una escalera; otros frailes sentados en dos mesas con flores, separados por una figura alada con hábito franciscano; Cristo sentado en un trono rodeado de nubes, ángeles y querubines, y detrás de San Francisco está la Virgen; y tres personajes aún por identificar.

La intervención comenzó con la limpieza físico-química de la capa pictórica de los cuatro segmentos, para eliminar los excrementos de palomas y el exceso de polvo. Además, se realizó el registro fotográfico, estudios de fluorescencia y radiografías. Todas las pinturas presentan desapego en las bandasreparaciones y parches colocados en una intervención anterior.

El fragmento más deteriorado es el relacionado con los personajes aún no identificados, que presentaban un ataque de insectos xilófagos en el marco, perforaciones, roturas, fugas, manchas de humedad, orina de murciélago y excrementos de palomas, en la parte delantera y trasera. Una vez consolidada la capa pictórica y corregidas las deformaciones del soporte, se procederá a los procesos de conservación y restauración.

El equipo de especialistas del Laboratorio-Taller de Pintura de Caballete del INAH que trabaja en las obras está integrado por María Cristina Noguera, corresponsable del proyecto; las restauradoras María Eugenia Marín, Flor Irene Hernández, Nazaina Gómez y Gabriela Peláez; los técnicos en restauración Enrique Hernández, Noé Mejía, Tonatiuh Mejía y Jorge Rodríguez; la voluntaria de ECRO, Karla Hernández; los expertos del Laboratorio-Codice, Armando Arciniega, Daniel Meléndez y Perla Téllez; el fotógrafo Julio Bronimann; el biólogo Pablo Torres, y el especialista del Laboratorio de Rayos X, Guillermo Rodríguez.

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srgc

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