La paciencia no es la virtud más popular en Silicon Valley, donde las empresas aspiran a moverse rápido y romper cosas, el lema que definió la era del exceso tecnológico.
Nada se rompió el día de 2014 cuando Manzana presentó un nuevo servicio llamado Apple Pay. Si la calidad de la destrucción se midiera por la velocidad a la que sucedió, la llamativa innovación de un titán de la industria se habría considerado una decepción. La idea de que dejaría obsoleta la billetera sonaba ridícula cuando el ritmo de adopción de Apple Pay superó las expectativas. Tanto los analistas de Wall Street como los usuarios de iPhone se mostraron escépticos sobre los próximos años. La experiencia de usar una tarjeta de crédito no parecía un problema que requiriera una solución por parte de Apple.
Fuente: WSJ