Estados Unidos ha intensificado los ataques aéreos en el sur de Afganistán en medio de una creciente aprensión por una ofensiva talibán que amenaza a Kandahar, la segunda ciudad más grande del país y capital espiritual del movimiento talibán.
La caída de Kandahar supondría un duro golpe para el gobierno respaldado por Estados Unidos en Kabul, que está tratando de dar calma a sus ciudadanos mientras los talibanes se han apoderado de franjas del campo, pero hasta ahora no han logrado tomar una ciudad importante.
Los ataques aéreos, alrededor de una docena en los últimos días, apuntan a un papel continuo del ejército estadounidense en Afganistán, a pesar de la confianza expresada por el presidente Biden y el Pentágono de que las fuerzas armadas afganas están bien equipadas y listas para luchar contra los talibanes por su cuenta. Las fuerzas estadounidenses deben partir de Afganistán a fines de agosto.
Kandahar, con una población de 600.000 habitantes, fue el hogar del difunto líder talibán Mullah Omar, y sede de bases militares clave que alguna vez fueron mantenidas por Estados Unidos. También es un premio económico importante.
Los talibanes han avanzado decenas de millas hacia la ciudad de Kandahar en las últimas semanas, exprimiéndola desde tres direcciones y capturando franjas de territorio en los valles de Panjwai y Arghandab, lugares donde las tropas extranjeras lucharon durante décadas para mantener a raya a los talibanes.
Fuente: WSJ