La invasión rusa de Ucrania, que conmocionó al mundo con su crueldad y dejó a su paso miles de muertos y ciudades destruidas, cumple seis meses este miércoles en un escenario de estancamiento militar y con gran incertidumbre sobre las consecuencias que finalmente provocará en Europa y el mundo.
Paradójicamente, coincide con el Día de la Independencia de Ucrania, fecha que conmemora el 24 de agosto de 1991, cuando el país se emancipó de la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). El aniversario solo dio lugar a nuevas amenazas de ambos lados.que presagia un conflicto prolongado.
Estados Unidos acusó a Rusia el martes de planificar una inminente intensificación de los bombardeos sobre las principales ciudades de Ucrania y Francia, pidió a los países occidentales que no muestren «ninguna debilidad» hacia Moscú.
“Rusia podría hacer todo lo posible para hacer algo particularmente repugnante y cruel en este aniversario. Uno de los objetivos clave del enemigo es generar abatimiento, miedo y conflicto. Debemos ser lo suficientemente fuertes para resistir cualquier provocación y hacer que los ocupantes paguen por su terror”, dijo el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky.
Un soldado ruso en la región de Donetsk. Foto de Reuters
La misma dureza de tono mostró a Rusia.. Su ministro de Exteriores, Sergei Lavrov, advirtió que no habrá «piedad» para los asesinos de Daria Duguina, la hija de un ideólogo ultranacionalista ruso cercano al presidente Vladimir Putin, que murió el sábado al estallar su coche en la región de Moscú, un atentado que el Kremlin atribuye a los ucranianos.
Estancamiento
En el terreno militar, Rusia persiste en la invasión, aunque su poderoso ejército está atorado. Cuando se lanzó la invasión el 24 de febrero, el alto mando ruso pensó que sería una operación de golpe y fuga que les permitiría derrocar al gobierno de Zelensky y controlar rápidamente todo el país.
El ímpetu mostrado por el Ejército ruso en un principio se perdió ante la resistencia de las tropas ucranianas, que recibieron una enorme ayuda tanto en armamento como en fondos de Estados Unidos y potencias europeas.
El arsenal proporcionado por estadounidenses, británicos, franceses y alemanes, entre otros, permitió a los ucranianos mantener a raya a los rusos e incluso retomar algunas regiones. El suministro de artillería sofisticada, misiles de mediano alcance y drones fueron fundamentales para contrarrestar gran poder de fuego ruso.
Después de no poder tomar Kyiv, la capital, las fuerzas rusas concentraron su ofensiva en las provincias separatistas del este, conocidas como Donbas, y algunas ciudades del sur como Mariupol, que devastaron con fuego de misiles sin fin.
Así, se buscó establecer un corredor territorial que les permitiría controlar la salida al Mar Negro. Aunque lograron algunos avances significativos, no los lograron por completo.
Para colmo, en las últimas semanas la resistencia y el sabotaje ucranianos han ganado un nuevo impulso, incluso rompiendo las líneas rusas. Hubo ataques impactantes contra bases rusas en lugares tan lejanos como Crimea, la península anexada por el Kremlin en 2014.
Pero la guerra también cobró la vida de miles de civiles y soldados. El lunes, el comandante en jefe del ejército ucraniano, general Valeri Zaluzhny, admitió que unos 9.000 soldados habían muerto desde el comienzo de la invasión. Una cifra que no incluye los miles de civiles que cayeron bajo los bombardeos rusos.
La economía
Moscú también tuvo grandes pérdidas. Nunca reveló el número oficial de víctimas, pero los servicios occidentales estiman que hubo más de 20.000 soldados rusos muertos.
En el plano económico, el conflicto golpeó duramente al mercado mundial de la energía y hace temer un invierno difícil en Europa por la escasez de gas procedente de Rusia, lo que disparó los precios de la energía. Los países europeos tuvieron que implementar un plan de ahorro de energía de emergencia.
Con este panorama, es posible que Alemania, la locomotora de la economía europea, tenga que imponerse racionamiento de gas que podría paralizar industriasdesde la siderurgia hasta la industria farmacéutica.
Los gobiernos, las empresas y las familias de todo el mundo están sintiendo los efectos económicos de la guerra solo dos años después de que la pandemia de Covid paralizara el comercio mundial. El fuerte aumento de la inflación y los costos de energía aumentaron la posibilidad de un invierno frío y oscuro. Europa está al borde de la recesión.
Los altos precios de los alimentos y la escasez, agravados por los cortes en los envíos de cereales y fertilizantes de Ucrania y Rusia que se están reanudando lentamente, podrían provocar hambre y malestar generalizado en el mundo en desarrollo.
Fuente: AFP, AP y EFE
PB
La invasión rusa de Ucrania, que conmocionó al mundo con su crueldad y dejó a su paso miles de muertos y ciudades destruidas, cumple seis meses este miércoles en un escenario de estancamiento militar y con gran incertidumbre sobre las consecuencias que finalmente provocará en Europa y el mundo.
Paradójicamente, coincide con el Día de la Independencia de Ucrania, fecha que conmemora el 24 de agosto de 1991, cuando el país se emancipó de la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). El aniversario solo dio lugar a nuevas amenazas de ambos lados.que presagia un conflicto prolongado.
Estados Unidos acusó a Rusia el martes de planificar una inminente intensificación de los bombardeos sobre las principales ciudades de Ucrania y Francia, pidió a los países occidentales que no muestren «ninguna debilidad» hacia Moscú.
“Rusia podría hacer todo lo posible para hacer algo particularmente repugnante y cruel en este aniversario. Uno de los objetivos clave del enemigo es generar abatimiento, miedo y conflicto. Debemos ser lo suficientemente fuertes para resistir cualquier provocación y hacer que los ocupantes paguen por su terror”, dijo el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky.
Un soldado ruso en la región de Donetsk. Foto de Reuters
La misma dureza de tono mostró a Rusia.. Su ministro de Exteriores, Sergei Lavrov, advirtió que no habrá «piedad» para los asesinos de Daria Duguina, la hija de un ideólogo ultranacionalista ruso cercano al presidente Vladimir Putin, que murió el sábado al estallar su coche en la región de Moscú, un atentado que el Kremlin atribuye a los ucranianos.
Estancamiento
En el terreno militar, Rusia persiste en la invasión, aunque su poderoso ejército está atorado. Cuando se lanzó la invasión el 24 de febrero, el alto mando ruso pensó que sería una operación de golpe y fuga que les permitiría derrocar al gobierno de Zelensky y controlar rápidamente todo el país.
El ímpetu mostrado por el Ejército ruso en un principio se perdió ante la resistencia de las tropas ucranianas, que recibieron una enorme ayuda tanto en armamento como en fondos de Estados Unidos y potencias europeas.
El arsenal proporcionado por estadounidenses, británicos, franceses y alemanes, entre otros, permitió a los ucranianos mantener a raya a los rusos e incluso retomar algunas regiones. El suministro de artillería sofisticada, misiles de mediano alcance y drones fueron fundamentales para contrarrestar gran poder de fuego ruso.
Después de no poder tomar Kyiv, la capital, las fuerzas rusas concentraron su ofensiva en las provincias separatistas del este, conocidas como Donbas, y algunas ciudades del sur como Mariupol, que devastaron con fuego de misiles sin fin.
Así, se buscó establecer un corredor territorial que les permitiría controlar la salida al Mar Negro. Aunque lograron algunos avances significativos, no los lograron por completo.
Para colmo, en las últimas semanas la resistencia y el sabotaje ucranianos han ganado un nuevo impulso, incluso rompiendo las líneas rusas. Hubo ataques impactantes contra bases rusas en lugares tan lejanos como Crimea, la península anexada por el Kremlin en 2014.
Pero la guerra también cobró la vida de miles de civiles y soldados. El lunes, el comandante en jefe del ejército ucraniano, general Valeri Zaluzhny, admitió que unos 9.000 soldados habían muerto desde el comienzo de la invasión. Una cifra que no incluye los miles de civiles que cayeron bajo los bombardeos rusos.
La economía
Moscú también tuvo grandes pérdidas. Nunca reveló el número oficial de víctimas, pero los servicios occidentales estiman que hubo más de 20.000 soldados rusos muertos.
En el plano económico, el conflicto golpeó duramente al mercado mundial de la energía y hace temer un invierno difícil en Europa por la escasez de gas procedente de Rusia, lo que disparó los precios de la energía. Los países europeos tuvieron que implementar un plan de ahorro de energía de emergencia.
Con este panorama, es posible que Alemania, la locomotora de la economía europea, tenga que imponerse racionamiento de gas que podría paralizar industriasdesde la siderurgia hasta la industria farmacéutica.
Los gobiernos, las empresas y las familias de todo el mundo están sintiendo los efectos económicos de la guerra solo dos años después de que la pandemia de Covid paralizara el comercio mundial. El fuerte aumento de la inflación y los costos de energía aumentaron la posibilidad de un invierno frío y oscuro. Europa está al borde de la recesión.
Los altos precios de los alimentos y la escasez, agravados por los cortes en los envíos de cereales y fertilizantes de Ucrania y Rusia que se están reanudando lentamente, podrían provocar hambre y malestar generalizado en el mundo en desarrollo.
Fuente: AFP, AP y EFE
PB
La invasión rusa de Ucrania, que conmocionó al mundo con su crueldad y dejó a su paso miles de muertos y ciudades destruidas, cumple seis meses este miércoles en un escenario de estancamiento militar y con gran incertidumbre sobre las consecuencias que finalmente provocará en Europa y el mundo.
Paradójicamente, coincide con el Día de la Independencia de Ucrania, fecha que conmemora el 24 de agosto de 1991, cuando el país se emancipó de la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). El aniversario solo dio lugar a nuevas amenazas de ambos lados.que presagia un conflicto prolongado.
Estados Unidos acusó a Rusia el martes de planificar una inminente intensificación de los bombardeos sobre las principales ciudades de Ucrania y Francia, pidió a los países occidentales que no muestren «ninguna debilidad» hacia Moscú.
“Rusia podría hacer todo lo posible para hacer algo particularmente repugnante y cruel en este aniversario. Uno de los objetivos clave del enemigo es generar abatimiento, miedo y conflicto. Debemos ser lo suficientemente fuertes para resistir cualquier provocación y hacer que los ocupantes paguen por su terror”, dijo el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky.
Un soldado ruso en la región de Donetsk. Foto de Reuters
La misma dureza de tono mostró a Rusia.. Su ministro de Exteriores, Sergei Lavrov, advirtió que no habrá «piedad» para los asesinos de Daria Duguina, la hija de un ideólogo ultranacionalista ruso cercano al presidente Vladimir Putin, que murió el sábado al estallar su coche en la región de Moscú, un atentado que el Kremlin atribuye a los ucranianos.
Estancamiento
En el terreno militar, Rusia persiste en la invasión, aunque su poderoso ejército está atorado. Cuando se lanzó la invasión el 24 de febrero, el alto mando ruso pensó que sería una operación de golpe y fuga que les permitiría derrocar al gobierno de Zelensky y controlar rápidamente todo el país.
El ímpetu mostrado por el Ejército ruso en un principio se perdió ante la resistencia de las tropas ucranianas, que recibieron una enorme ayuda tanto en armamento como en fondos de Estados Unidos y potencias europeas.
El arsenal proporcionado por estadounidenses, británicos, franceses y alemanes, entre otros, permitió a los ucranianos mantener a raya a los rusos e incluso retomar algunas regiones. El suministro de artillería sofisticada, misiles de mediano alcance y drones fueron fundamentales para contrarrestar gran poder de fuego ruso.
Después de no poder tomar Kyiv, la capital, las fuerzas rusas concentraron su ofensiva en las provincias separatistas del este, conocidas como Donbas, y algunas ciudades del sur como Mariupol, que devastaron con fuego de misiles sin fin.
Así, se buscó establecer un corredor territorial que les permitiría controlar la salida al Mar Negro. Aunque lograron algunos avances significativos, no los lograron por completo.
Para colmo, en las últimas semanas la resistencia y el sabotaje ucranianos han ganado un nuevo impulso, incluso rompiendo las líneas rusas. Hubo ataques impactantes contra bases rusas en lugares tan lejanos como Crimea, la península anexada por el Kremlin en 2014.
Pero la guerra también cobró la vida de miles de civiles y soldados. El lunes, el comandante en jefe del ejército ucraniano, general Valeri Zaluzhny, admitió que unos 9.000 soldados habían muerto desde el comienzo de la invasión. Una cifra que no incluye los miles de civiles que cayeron bajo los bombardeos rusos.
La economía
Moscú también tuvo grandes pérdidas. Nunca reveló el número oficial de víctimas, pero los servicios occidentales estiman que hubo más de 20.000 soldados rusos muertos.
En el plano económico, el conflicto golpeó duramente al mercado mundial de la energía y hace temer un invierno difícil en Europa por la escasez de gas procedente de Rusia, lo que disparó los precios de la energía. Los países europeos tuvieron que implementar un plan de ahorro de energía de emergencia.
Con este panorama, es posible que Alemania, la locomotora de la economía europea, tenga que imponerse racionamiento de gas que podría paralizar industriasdesde la siderurgia hasta la industria farmacéutica.
Los gobiernos, las empresas y las familias de todo el mundo están sintiendo los efectos económicos de la guerra solo dos años después de que la pandemia de Covid paralizara el comercio mundial. El fuerte aumento de la inflación y los costos de energía aumentaron la posibilidad de un invierno frío y oscuro. Europa está al borde de la recesión.
Los altos precios de los alimentos y la escasez, agravados por los cortes en los envíos de cereales y fertilizantes de Ucrania y Rusia que se están reanudando lentamente, podrían provocar hambre y malestar generalizado en el mundo en desarrollo.
Fuente: AFP, AP y EFE
PB
La invasión rusa de Ucrania, que conmocionó al mundo con su crueldad y dejó a su paso miles de muertos y ciudades destruidas, cumple seis meses este miércoles en un escenario de estancamiento militar y con gran incertidumbre sobre las consecuencias que finalmente provocará en Europa y el mundo.
Paradójicamente, coincide con el Día de la Independencia de Ucrania, fecha que conmemora el 24 de agosto de 1991, cuando el país se emancipó de la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). El aniversario solo dio lugar a nuevas amenazas de ambos lados.que presagia un conflicto prolongado.
Estados Unidos acusó a Rusia el martes de planificar una inminente intensificación de los bombardeos sobre las principales ciudades de Ucrania y Francia, pidió a los países occidentales que no muestren «ninguna debilidad» hacia Moscú.
“Rusia podría hacer todo lo posible para hacer algo particularmente repugnante y cruel en este aniversario. Uno de los objetivos clave del enemigo es generar abatimiento, miedo y conflicto. Debemos ser lo suficientemente fuertes para resistir cualquier provocación y hacer que los ocupantes paguen por su terror”, dijo el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky.
Un soldado ruso en la región de Donetsk. Foto de Reuters
La misma dureza de tono mostró a Rusia.. Su ministro de Exteriores, Sergei Lavrov, advirtió que no habrá «piedad» para los asesinos de Daria Duguina, la hija de un ideólogo ultranacionalista ruso cercano al presidente Vladimir Putin, que murió el sábado al estallar su coche en la región de Moscú, un atentado que el Kremlin atribuye a los ucranianos.
Estancamiento
En el terreno militar, Rusia persiste en la invasión, aunque su poderoso ejército está atorado. Cuando se lanzó la invasión el 24 de febrero, el alto mando ruso pensó que sería una operación de golpe y fuga que les permitiría derrocar al gobierno de Zelensky y controlar rápidamente todo el país.
El ímpetu mostrado por el Ejército ruso en un principio se perdió ante la resistencia de las tropas ucranianas, que recibieron una enorme ayuda tanto en armamento como en fondos de Estados Unidos y potencias europeas.
El arsenal proporcionado por estadounidenses, británicos, franceses y alemanes, entre otros, permitió a los ucranianos mantener a raya a los rusos e incluso retomar algunas regiones. El suministro de artillería sofisticada, misiles de mediano alcance y drones fueron fundamentales para contrarrestar gran poder de fuego ruso.
Después de no poder tomar Kyiv, la capital, las fuerzas rusas concentraron su ofensiva en las provincias separatistas del este, conocidas como Donbas, y algunas ciudades del sur como Mariupol, que devastaron con fuego de misiles sin fin.
Así, se buscó establecer un corredor territorial que les permitiría controlar la salida al Mar Negro. Aunque lograron algunos avances significativos, no los lograron por completo.
Para colmo, en las últimas semanas la resistencia y el sabotaje ucranianos han ganado un nuevo impulso, incluso rompiendo las líneas rusas. Hubo ataques impactantes contra bases rusas en lugares tan lejanos como Crimea, la península anexada por el Kremlin en 2014.
Pero la guerra también cobró la vida de miles de civiles y soldados. El lunes, el comandante en jefe del ejército ucraniano, general Valeri Zaluzhny, admitió que unos 9.000 soldados habían muerto desde el comienzo de la invasión. Una cifra que no incluye los miles de civiles que cayeron bajo los bombardeos rusos.
La economía
Moscú también tuvo grandes pérdidas. Nunca reveló el número oficial de víctimas, pero los servicios occidentales estiman que hubo más de 20.000 soldados rusos muertos.
En el plano económico, el conflicto golpeó duramente al mercado mundial de la energía y hace temer un invierno difícil en Europa por la escasez de gas procedente de Rusia, lo que disparó los precios de la energía. Los países europeos tuvieron que implementar un plan de ahorro de energía de emergencia.
Con este panorama, es posible que Alemania, la locomotora de la economía europea, tenga que imponerse racionamiento de gas que podría paralizar industriasdesde la siderurgia hasta la industria farmacéutica.
Los gobiernos, las empresas y las familias de todo el mundo están sintiendo los efectos económicos de la guerra solo dos años después de que la pandemia de Covid paralizara el comercio mundial. El fuerte aumento de la inflación y los costos de energía aumentaron la posibilidad de un invierno frío y oscuro. Europa está al borde de la recesión.
Los altos precios de los alimentos y la escasez, agravados por los cortes en los envíos de cereales y fertilizantes de Ucrania y Rusia que se están reanudando lentamente, podrían provocar hambre y malestar generalizado en el mundo en desarrollo.
Fuente: AFP, AP y EFE
PB