
En la primera conferencia matutina del año, Ariadna Montiel, secretario de Bienestar, informó que a partir del miércoles 4 de enero del presente año comenzaron a dispersarse los fondos de pensiones para adultos mayores. Dijo que bimestralmente se entregarán cuatro mil 800 pesos por persona, con un presupuesto total de 339 mil 341 mil millones de pesos anuales.
Este gasto tiene un aspecto electoral. Por la premura de la convocatoria, parece que quieren repartir los recursos destinados a programas sociales antes de que comiencen las campañas en Coahuila y Estado de México, y la estrategia de perpetuar la pobreza entra en un impasse electoral.
El gasto social en México ha aumentado, pero tampoco en grandes proporciones. Lo que ha pasado es que se ha concentrado en un número menor de programas y, sobre todo, en aquellos que políticamente se identifican más con el obradorato.
El gasto social promedio en el sexenio de Peña Nieto fue de 711 mil 276 millones de pesos, mientras que en los primeros cinco años de esta administración ascendió a 753 mil 661 millones de pesos. Un aumento en términos reales del 6 por ciento.
Sin embargo, mientras en el sexenio anterior se financiaron 121 programas sociales (en promedio), en el presente este número se ha reducido a 80 (en promedio). Para hacer más claro el cambio, en 2013 se financiaron 198 programas mientras que en 2022 y 2023 se redujeron a 65.
Además, de los programas que existen hoy, ocho de los llamados prioritarios por esta administración, concentran el 59 por ciento de todo el gasto social. En particular, el programa de pensiones para adultos mayores representa el 39 por ciento del gasto social total. La identificación de estos programas con el Presidente, en un año electoral, permitirá que sean utilizados para comprar las conciencias de las grandes clientelas electorales.
El Presidente, desde el inicio de su gestión, ha declarado que su gobierno se rige por el principio rector de “los pobres primero”. Sin embargo, al tener programas universales que benefician a todos los niveles de ingresos, solo el 32 por ciento de la población en situación de pobreza recibe programas sociales.
Hernández Licona de la revista Este País muestra que quienes se han beneficiado de las transferencias monetarias en los últimos cuatro años no son los deciles más pobres; Por el contrario: las familias con mayores ingresos tuvieron un incremento en los programas sociales del 93 por ciento. El lema del obradorato debería ser “primero los ricos”. Los datos más recientes de Coneval revelan que más de 12 millones de personas se han sumado a las filas de la pobreza, y en medio de una pandemia, 20 millones de mexicanos han perdido el acceso a los servicios de salud.
El esfuerzo propagandístico del Presidente es el que ha dado resultados. Pero, en realidad, este gobierno solo se ha beneficiado de las necesidades de los más pobres. Eso —como ya nos confesó en sus conferencias matutinas— se ha traducido en doctrina y estrategia política.
POR ALEJANDRO ECHEGARAY
CIENTÍFICO POLÍTICO
@aechegaray1
MAÍZ
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