Ambos unieron fuerzas con Ucrania para enfrentarse a Rusia. Pero algunas medidas proteccionistas en Washington amenazan con provocar un choque entre las dos economías.
Europeos y estadounidenses han unido sus fuerzas y se mantienen firmes en la ayuda militar y económica a Ucrania para resistir la agresión rusa, pero las consecuencias económicas de la guerra, en forma de inflación y aceleración de la transición energética, están a punto de provocar una guerra comercial entre gigantes a ambos lados del Atlántico.
Los ministros de Comercio de los 27 países de la Unión Europea se reunieron el lunes en Praga con la enviada comercial de Estados Unidos, Katherine Tai. La llovieron las críticas.
Los gobiernos europeos creen que el plan económico estadounidense, un paquete de 370.000 millones de dólares, conocido como ‘US Inflation Reduction Act’, es un compendio de medidas proteccionistas, algunos de los cuales chocarían con las normas de la OMC. Y sobre todo son contrarias a las buenas relaciones entre Washington y Bruselas.
El plan, enfocado en la reconversión energética frente a la crisis climática, subsidia la compra de artículos de producción nacional, como los autos eléctricos. También incluye créditos muy baratos y subsidios a industrias que inviertan en energía solar, eólica, nuclear o de captura de carbono siempre que compren productos nacionales.
Malestar
El gobierno francés es uno de los que gritó a gritos su malestar. París estima que perderá 8.000 millones de euros porque las industrias preferirán trasladar la producción de Francia a Estados Unidos para que sus clientes puedan beneficiarse de estas ayudas.
Los franceses recuerdan que en Francia se subvenciona la compra de coches eléctricos con 7.000 euros sin mirar dónde se fabricó el coche. El plan de EE. UU. incluye subvenciones muy similares ($ 7,500) pero solo si el automóvil salió de una fábrica en suelo estadounidense.
Los europeos quieren que estos subsidios también se destinen a la compra de productos importados de Europa. Los gobiernos ya exigieron la semana pasada que la Comisión Europea se siente con la Administración estadounidense para limitar el impacto en las industrias europeas y evitar reubicaciones de plantas.
El malestar ya lo habían notado la semana pasada el francés Emmanuel Macron y el alemán Olaf Scholz tras una cumbre bilateral en Fontainebleau, cerca de París. Anticiparon que la Unión Europea debería aprobar medidas proteccionistas y subsidios a sus empresas si Estados Unidos no daba marcha atrás en sus planes.
Los ministros repitieron este lunes el mismo mensaje a Tai: o Washington se quita las medias más polémicas o Europa tomará represalias comerciales.
La Comisión Europea entiende la posición de varios gobiernos europeos pero por ahora no se inclina a imponer medidas proteccionistas contra Estados Unidos. El jefe de la comunidad en la materia, el letón Valdis Dombrovskis, cree que aún puede resolverse a través del diálogoaunque en Praga Tai no dio señales de que la Administración Biden esté pensando en dar marcha atrás.
Condiciones
Lo que sí aceptó el enviado estadounidense fue crear un grupo de trabajo conjunto con la Comisión Europea para estudiar los aspectos más controvertidos del paquete estadounidense.
Katherine Tai no parecía muy impresionada en Praga. Ante las protestas de los ministros de Comercio europeos respondieron que podían hacer lo mismo e introducir subsidios y ayuda similar, abriendo así la puerta a una guerra comercial.
También pidió a los europeos aumentar las ayudas a sus productores, para hacerlos competir en igualdad de condiciones con los estadounidenses y reducir su dependencia de la producción de las plantas chinas.
La presidencia semestral del Consejo de la Unión Europea, que ejerce la República Checa hasta el 31 de diciembre, dijo que el plan estadounidense es «inaceptable» y que los europeos quieren el mismo trato que Canadá y México. Pero esos dos países tienen un tratado de libre comercio con Estados Unidos que la Unión Europea no tiene. Ese TTIP que entre todos lo mataron y se murió solo.
PB