México enfrenta actualmente la mayor crisis migratoria de su historia como resultado de decisiones unilaterales, desafortunadas e improvisadas. A partir de diagnósticos erróneos, que reducen la complejidad del fenómeno migratorio a causas económicas, la presidente López Obrador Se ha dedicado a repartir dinero a diestra y siniestra, incluso a gobiernos autoritarios y represivos que han provocado violencia e inestabilidad política, dos causas importantes de la migración hoy.
El gobierno acordó recibir hasta 30.000 migrantes por mes de Cuba, Haití, Nicaragua y Venezuela, sin posibilidad de ofrecerles seguridad y trato digno, de acuerdo con nuestra legislación migratoria y de asilo.
La política migratoria, que por ley y esencia debe ser humanitaria y segura, actualmente se basa en la contención, la represión, la violencia y la criminalización de quienes migran.
La desaparición de la Policia Federal, como autoridad coadyuvante en materia de control migratorio, ha dejado un vacío inadmisible que se pretende llenar con una Guardia Nacional que no se ha preparado para atender a las personas que migran, lo que ha provocado lamentables hechos de violencia y la reiterada violación de los derechos humanos, en abierta contradicción con nuestra Ley de Migración.
México se ha convertido en uno de los países más peligrosos para quienes aspiran a mejorar sus condiciones de vida o huyen de la violencia criminal y la inestabilidad política. Se habla de más de 800 migrantes asesinados solo en 2022, una cifra espeluznante que habla con elocuencia de fragilidad institucional y decisiones erróneas de política migratoria.
El 11 de mayo se puso fin a la emergencia sanitaria y al Título 42, un mecanismo que permitía la expulsión inmediata de los migrantes que cruzaran las fronteras sin permiso. El Título 8, que se aplica actualmente, significa que los migrantes enfrentarán consecuencias más graves por cruzar la frontera ilegalmente, como la expulsión y la imposibilidad de ingresar a Estados Unidos durante los próximos cinco años.
Con el Título 42, los agentes fronterizos podrían agilizar los trámites para tramitar inmigrantes, incluido el trámite que permite a una persona solicitar asilo.
Su aplicación tardó 10 minutos frente a la aplicación de la legislación actual, que puede tardar horas. El Título 42 se había convertido en la política más eficaz para gestionar el elevado número de cruces fronterizos sin causar problemas de hacinamiento. Hoy esto ya no es posible.
Ante la aplicación del Título 8, se enfrentará el reto de gestionar de manera segura y ordenada una gran cantidad de inmigrantes, que México ya no es capaz de garantizar, como lo documentan los múltiples hechos en los que han muerto decenas de migrantes.
La desaparición y posterior rescate de 49 migrantes es la clara señal de que la política migratoria mexicana ha fracasado. Este fracaso es grave dado el creciente número de migrantes que serán liberados en comunidades fronterizas, que hoy sufren una de las crisis humanitarias más severas que hemos vivido en México.
El Gobierno de México no tendrá una segunda oportunidad antes de que finalice el Título 42 y el recrudecimiento de la crisis migratoria: o cambia radicalmente su política migratoria o los migrantes que llegan o pasan por nuestro país se verán sumidos en una profunda noche de violencia e impotencia.
No hay alternativa a un Guardia Nacional que criminaliza a la población civil, con autoridades migratorias desbordadas o incluso cómplices de grupos criminales, con organizaciones de la sociedad civil impotentes por falta de recursos y con un gobierno cuyas prioridades no son la defensa y promoción de los derechos humanos, sino la consolidación de una trans-exenal dictadura corrupta e improvisada que menosprecia la vida humana.
Gina Andrea Cruz Blackledge.
Senador por Baja California. Presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores de América del Norte.
@GinaCruzBC
MAÍZ
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