Es un grave error del Presidente de la República atacar, insultar, ofender a quienes piensan diferente a él ya quienes no le brindan una lealtad cien por ciento ciega sin cuestionar sus decisiones. Por eso, a sus iniciativas enviadas al Congreso de la Unión, no permite que se les modifique un punto o una coma, rompiendo cualquier posibilidad de discusión, elemento esencial en una democracia.
Es un grave error llamar cretinos a los que defienden al Instituto Nacional Electoral (INE), corruptos, hipócritas, clasistas y ladrones a los que, según el presidente, organizaron la marcha del 13 de noviembre. Ofender, agredir, denigrar a quien lo hace, hablar, reconciliar y respetar a quien no piensa igual, exalta.
Seguir atacando a la clase media de este país es un grave error, es una factura que tarde o temprano se verá reflejada en las encuestas, la polarización, la división que ha generado Andrés Manuel López Obrador es algo que le cobrarán los mexicanos. En algún momento, la gente recuperará la memoria, recordará que es un pueblo fraterno, amable, que le tiende la mano a su hermano en la desgracia.
La irrupción en este gobierno de las famosas «manos aplaudiendo» que se sienten como reporteros es un grave error. No tienen la menor idea de lo que es ser un verdadero periodista, no entienden que este por naturaleza cuestiona los actos de poder, ese es su trabajo, informar objetivamente a la sociedad.
En cambio, tenemos una secta de “aplaudidores” que, apoyados por el actual gobierno, se dedican a incendiar las redes sociales y polarizar aún más a una sociedad ya dividida. Y es que su líder, el Presidente de la República, no comprende las cuatro operaciones básicas de las matemáticas aplicadas en la vida cotidiana: nunca restar ni dividir, y siempre sumar y multiplicar.
Otro grave error está dentro de Morena, donde siguiendo el ejemplo del presidente, dividen y estigmatizan a voces mucho más conciliadoras, que a diferencia de los ya radicalizados morenistas, tratan de buscar el diálogo y el consenso entre la sociedad.
Por eso, subestimar al canciller Marcelo Ebrard y al senador Ricardo Monreal sería otro grave error. Ambos son viejos lobos de mar, guerreros de mil batallas, con mucho camino por recorrer y gran experiencia política y administrativa. Atacarlos y llamar traidor a Monreal, por ejemplo, son tonterías propias de novatos o de personajes como la gobernadora de Campeche, Layda Sansores, que cada día parece más un elefante en una cristalería, o lo que es lo mismo, es más peligrosa. que un mono con una guadaña en un supermercado.
También es un grave error gobernar desde el rencor, desde la venganza, desde las ocurrencias. El hecho de que el presidente López Obrador quiera marchar ahora el 27 de noviembre, claro, porque “el pueblo se lo pidió”, parece más la reacción de un niño malcriado que busca vengarse de la regañina que le acaba de dar su madre. .
Va a marchar porque el pueblo quiere, nos recuerda las famosas fuerzas vivas de Luis Echeverría Álvarez. Se acusa que era parte de los usos y costumbres del PRI, como olvidar el famoso: «arriba y adelante».
El Presidente comete un grave error al subestimar al mexicano, tarde o temprano recuperará su memoria histórica, y recordará que somos un pueblo que muchas veces hemos superado a sus gobernantes.
POR EDUARDO MACÍAS GARRIDO
EDUARDOMACG@ICLOUD.COM
@EDUARDO84888581
CAMARADA
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