Para bien o para mal, Lilly Téllez se ha convertido en una voz a tener en cuenta en el Senado. Hay quien se convence con sus planteamientos y quien no. Su manera de señalar lo que ella —y otros— consideran pifias, mentiras, abusos y tonterías de la 4T sin duda se está volviendo cada vez más… característica.
Como cuando cuestionó al senador José Narro; Con adjetivos “sonoros”, aseguró que el legislador sí conocía a ciertas personas con reputación delictiva (que él había negado), así como la desaparición de dos marineros (todavía no hay rastro de ellos).
Narro no respondió acreditando su probidad; De hecho, se enredó con sus propias palabras y optó mejor por pedir que la senadora sea removida de las comisiones donde participa. Pasó por alto que lo dicho en la arena senatorial está defendido en la Constitución tanto por el derecho a la libre expresión, como porque los legisladores tienen la potestad de decir desde allí lo que consideren y nadie puede juzgarlos ni silenciarlos.
Pero más allá de lo anterior, lo que pasa es que la 4T es la que primero hace crecer a Téllez. Ya lo hizo antes cuando se postuló a Senador Morena en Sonora, pero ahora lo sigue haciendo a pesar de que Lilly está en la oposición.
Morena se hace eco de las expresiones, exabruptos, explicaciones y acercamientos de Lilly Téllez. Quizá se les olvide algo que deberían saber muy bien: esa fórmula hace crecer al personaje.
La estrategia del senador es doble. Por un lado, sabe que es acogida por un sector importante de la oposición, representando todo lo que la 4T le critica dada su trayectoria profesional. Por otra parte, a través de sus exabruptos (algunos dicen vulgaridades) y enfrentamientos, hace uso de la receta que le ha servido extraordinariamente al propio López Obrador: ser opositora y, quizás pronto, “maestra de los insultos”. . Gracias a sus tablas en sus medios, está haciendo una estridencia típica del taller.
Se tiende, con esta forma de hacer política, hacia ese sector de la población que no es ni conservador ni fifi ni derechista. Es una población que, como ocurre con los seguidores de Andrés Manuel, busca epítetos.
No quiero dar a entender que lo apruebo. Además, no creo que esto funcione para ti a largo plazo. Solo señalo que Lilly actualmente está apelando con éxito a dos grupos diferentes del electorado.
Ahora, hay aquellos dentro de la Cuarta Transformación que son conscientes de lo anterior. Saben que Lilly gana impulso, masa crítica y velocidad, lo que probablemente no les haga felices. Eso explica las feroces críticas que ha recibido recientemente el senador por parte de la bancada morenista. Preguntas bastante hipócritas dado que no van dirigidas a los legisladores del partido en el poder que se comportan exactamente igual que el senador. En otras palabras, la crítica no es a los razonamientos o posiciones de la legisladora, sino al hecho de que no los pronuncie a favor de la 4T.
Puede que Lilly no sea vista como una candidata viable para la presidencia, pero tal vez se esté forjando un líder parlamentario; una piedra importante en el camino del lopezobradorismo.
POR VERÓNICA MALO GUZMÁN
VERONICAMALOGUZMAN@GMAIL.COM
@MALOGUZMANVERO
CAMARADA
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