Honduras llega a las presidenciales con miedo y zozobra

Guerra en redes

«Como en varias partes del mundo, las redes sociales se están utilizando en la campaña con mensajes manipuladores, con mensajes que incitan al odio», dijo a la AFP el experto Eduardo Domínguez, encargado de verificar datos para el diario El Heraldo.

Según una publicación de la revista Time, que cita a la firma de ciberseguridad Nisos, se han detectado oleadas coordinadas de mensajes de cuentas falsas de Twitter, con desinformación.

Estos mensajes van en contra del candidato de la oposición Xiomara Castro (Partido Libre, izquierda), y favorecen al gobernante Partido Nacional (PN, derecha), que tiene como candidato a Nasry Asfura.

En abril de 2020, Twitter eliminó 3.104 cuentas falsas vinculadas al gobierno.

Narcotráfico, corrupción y violencia

El propio presidente Juan Orlando Hernández ha sido identificado como coautor del delito de narcotráfico, por un fiscal de Nueva York.

Su hermano «Tony» Hernández cumple cadena perpetua en Estados Unidos por este crimen. El presidente rechaza los cargos y asegura que son acusaciones falsas de capos de la droga que su gobierno extraditó.

Un capo del cartel de Los Cachiros también aseguró que sobornó al expresidente Manuel Zelaya, esposo del candidato en estas elecciones, Castro. Comentarios que él niega.

Y el candidato Yani Rosenthal, del Partido Liberal, se postula luego de cumplir tres años de prisión en Estados Unidos por lavar dinero del narcotráfico.

De los 13 candidatos a la presidencia en estas elecciones, uno fue detenido hace menos de un mes, investigado por narcotráfico y homicidios.

Mientras tanto, el funcionario Asfura está siendo investigado por malversación de fondos de la capital.

En uno de los países más violentos de América Latina, en el último año al menos 31 personas han sido asesinadas en delitos relacionados con la campaña política.

«Estoy profundamente preocupada por lo que estamos viendo en Honduras. Las elecciones aún no han tenido lugar, pero la violencia política ya ha alcanzado niveles preocupantes», dijo recientemente la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet.

El fantasma del «comunismo»

Castro es la esposa del expresidente Zelaya, quien fue derrocado en 2009 por una alianza cívico-militar, luego de su acercamiento con el gobierno de Hugo Chávez en Venezuela.

Sus opositores llaman «comunista» a Castro y han lanzado un video de 2015 que registra su participación y discurso en Caracas, durante un homenaje a Chávez.

Asegura que promueve el «socialismo democrático» y quiere restablecer las relaciones con China. Honduras reconoce actualmente a Taiwán.

Castro y su esposo son cercanos al dictador sandinista Daniel Ortega y a los regímenes autoritarios de la región.

Aborto y matrimonio igualitario

En un país conservador y donde el aborto está completamente prohibido, Xiomara Castro se crea problemas al proponer que se despenalice en casos de violación, peligro de vida de la madre o malformaciones.

«Esta campaña está poniendo en peligro nuestras vidas, Xiomara camina con personas que la protegen pero nosotros, los defensores de derechos humanos, no, y en los barrios nos atacan llamándonos abortistas», denunció Suyapa Martínez, coordinadora del Centro de Estudios sobre la Mujer de Honduras (CEM-H). «Es un llamado a matarnos», lamentó.

Aunque el matrimonio igualitario no está en su plan, Castro está abierto a una consulta ciudadana. Y plantea una ley de identidad de género.

«Honduras sigue siendo un país conservador homofóbico, las referencias sexuales no deberían ser un tema de campaña. Lo culpamos por ser utilizado como bandera de lucha», dijo Sandra Zambrano, activista LGBTI.

Miedo: abastecerse como un huracán

En 2017, cuando el presidente Hernández fue reelegido en medio de acusaciones de fraude, estallaron protestas que dejaron una treintena de muertos y destrozados.

En este contexto, en esta ocasión, algunos hondureños han llenado los supermercados para abastecerse, temiendo que una conmoción social tras los resultados electorales los obligue a quedarse en casa.

«Ojalá no haya disturbios (…), nosotros somos los afectados», dice Wilson García, vendedor de hortalizas en un mercado de la capital.

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