Japón planea su regreso a la energía nuclear, once años después del desastre de Fukushima | ecología |

Tras el desastre nuclear de Fukushima, los gobiernos japoneses posteriores adoptaron una línea muy cautelosa con respecto a la energía atómica, e incluso se comprometieron a no construir nuevos reactores. Once años después, el primer ministro Fumio Kishida ha anunciado un cambio radical.

En una reunión reciente con el Consejo de Implementación de Transformación Verde, Kishida ordenó que más plantas de energía nuclear reanuden sus operaciones y que la vida útil de los reactores operativos se extienda considerablemente. También informó que se desarrollarán nuevas y modernas centrales nucleares.

Estos cambios profundos demuestran tanto el impacto negativo de la invasión rusa de Ucrania en los precios de la energía en Japón como el cambio lento pero seguro en la opinión pública hacia la energía nuclear.

Disminuye la oposición.

Según una encuesta de julio de 2022, el 74 por ciento de los participantes apoyó la reanudación de las operaciones de las plantas de energía nuclear. En comparación, en marzo de 2011, justo después del tsunami que dañó la planta de Fukushima, el 80 por ciento de los encuestados expresó su fuerte rechazo a la energía nuclear.

Actualmente, diez de los 54 reactores que estaban en funcionamiento antes del desastre nuclear de Fukushima vuelven a producir energía, tras amplias renovaciones y exhaustivas pruebas de seguridad sísmica.

El 11 de marzo de 2022, este hombre recordó con una actuación la muerte de miles de personas tras el tsunami y la catástrofe nuclear de 2011.

El gobierno japonés espera que, hasta 2030, la energía nuclear cubra el 20 por ciento de la demanda energética del país. Los expertos incluso han propuesto extender el límite de vida de algunas plantas de 40 a 60 años.

¿Son los reactores más pequeños la solución?

Dado que Japón no tiene fuentes de energía domésticas y depende casi por completo de las importaciones, el gobierno está apostando por la nueva tecnología de los reactores modulares pequeños (SMR).

El 26 de agosto, Kioto anunció que, junto con Estados Unidos y otros nueve países, cooperará en el desarrollo de estos reactores modulares, que pueden generar unos 300 megavatios, frente a los 1.000 megavatios de una planta convencional.

Estas pequeñas plantas son más baratas de construir. Además, se cree que, en caso de accidente, hay menos posibilidades de una crisis mayor.

La energía nuclear «nunca es positiva»

“Cada central nuclear que vuelve a funcionar o cuya vida se alarga es otro potencial desastre nuclear como el de Fukushima”, critica, por su parte, Aileen Mioko-Smith, directora de la organización Green Action Japan, que se opone a la energía nuclear. En su opinión, el gobierno japonés no puede garantizar que la tecnología actual sea segura.

Mioko-Smith argumenta que el desarrollo de los nuevos reactores será muy costoso y llevará mucho tiempo. Además, se requerirán varias aprobaciones durante el proceso. «No nos queda ese tiempo. El cambio climático nos pisa los talones y no tenemos tiempo para centrarnos en nuevas tecnologías que probablemente no funcionarán durante otra década, y es posible que no funcionen en absoluto», subraya.

El defensor del medio ambiente apuesta por las energías renovables en la transición hacia fuentes de energía más ecológicas. Para Mioko-Smith, sobre todo, se necesita un cambio de paradigma: ser más eficientes y conservar más energía para que no se desperdicie lo que se produce, por ejemplo, aislando mejor los edificios y reutilizando el calor de los procesos industriales.

(vt/rml)

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