Julio Carrasco Bretón (Ciudad de México, 1950) siempre supo que no tenía que depender de nada, ni siquiera de sí mismo, para ser artista. «Siempre dije que no quería ser esclavo ni de mi capricho, ni de los críticos, ni de los galeristas, ni de mí mismo.Ni siquiera mis ideas. Paso de lo geométrico abstracto a lo figurativo sin problema”, afirma. Así, han pasado cinco décadas desde que empezó a pintar profesionalmente.
Autor de una vasta creación que incluye más de 70 murales alrededor del mundo y al menos 1.300 obras de caballete, su hermano Alberto se dedicó a recopilar parte de su obra a lo largo de los años. Un total de 38 pinturas de esa colección privada -se podría decir familiar-, la más antigua de 1980 y la más reciente de 2011, se reúnen en una exposición que, desde ayer y hasta el 30 de noviembre, podrá admirarse en el clubes industriales JW Marriott, de la zona de Polanco.
“Yo soy el menor de los hermanos y él es el mayor, siempre hubo respeto, admiración, Julio siempre fue un hombre muy inteligente, fue directo al tercer año de primaria, ya sabía leer y escribir, él Siempre fue luchador, aprendí muchas cosas de él, vi que poco a poco iba progresando y un día dije: ‘le voy a comprar el trabajo a mi hermano’. A veces compré uno, otras veces más, y desarrollamos tal empatía que me convertí en su agente». recuerda Alberto, que ha decidido poner a la venta algunos cuadros de su colección particular.
En la exposición se exhiben obras como “La niña de las peinetas”
Piezas como «Simetría del zapato«, un acrílico de 122 por 244 centímetros; o «La chica de los peines» de 1991. En la pintura de Carrasco están los temas que lo han maravillado: la historia, la literatura, la ciencia y la filosofía, pero también hechos políticos y sociales como el atentado contra el Torres Gemelas del 2011. “Estudié ingeniería química, siempre me llamó la atención la ciencia, creo que quien no estudia química no entiende muchas cosas del mundo, y por otro lado también me gustaba la filosofía y comencé una maestría en la universidad, enseñé, fui el fundador del CCH, de la lógica”, dice el artista.
Corrientementecomparte Carrasco, elabora un mural que pronto será estrenado; el resto de sus obras de gran formato se encuentran en paredes de México, Francia, España, Costa Rica, Canadá y Estados Unidos. Aquí, uno de los más conocidos se encuentra en el Cámara de Diputadospero el último, «Une vie en couleurs» fue pintado en Senegal para la Bienal de Arte de Dakar.
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