La Justicia de Arkansas vuelve a juzgar a un hombre de 50 años de edad por matar a su hijo de seis años en 2015, al que violó con un palo a modo de castigo por comerse una porción de torta sin permiso. Tras la muerte del chiquito, la policía descubrió que Mauricio Torres y su esposa sometían al pequeño a frecuentes torturas, y hasta obligaban a sus hermanas a participar de ellas.
Según indicó el canal Kiro7, Mauricio Torres, que se declaró inocente, ya fue condenado a muerte por este crimen en 2016; sin embargo, un asunto técnico relacionado con cuestiones de jurisdicción obligó a repetir su juicio. Los hechos sucedieron durante un viaje en en el Estado de Missouri y no en Arkansas, donde vivían. La madre del nene, Cathy, fue condenada a cadena perpetua por asesinato, tras confesarse culpable.
Durante el nuevo juicio, uno de los médicos del hospital de Bella Vista declaró que cuando llevaron al pequeño Isaiah a urgencias el 29 de marzo de 2015 por un paro cardíaco el nene «tenía heridas en todo el cuerpo». También recordó que los padres «no tuvieron ninguna reacción» cuando les dijo que el pequeño había muerto.
Una grave infección y un historial de torturas
Según la autopsia, Isaiah murió de un shock séptico provocado por los abusos de su padre, que lo violó con un palo y lo obligó a hacer sentadillas como castigo por haber comido una porción de torta sin pedir permiso.
Los forenses también encontraron que recibió varios golpes en el cráneo, que tenía «la nariz quebrada, aplastada y deformada» y que le habían arrancado varios dientes. En la espalda tenía moretones, quemaduras y laceraciones provocadas por latigazos. Sus manos y brazos presentaban heridas defensivas.
Según testificó unas de las hermanas de Isaiah durante el primer juicio, los padres golpeaban al pequeño con frecuencia con un cable y un palo y a veces la obligaban a ella a hacerlo. Lo privaban de comida y lo forzaron a tomar su propia orina y comer sus heces. También lo encerraban a veces en una jaula o en un tacho de basura y le arrancaron dientes con una pinza. Para Navidad, le regalaban un pedazo de carbón.
Varios profesores habían avisado a los servicios de protección de la infancia después de observar moretones en su cuerpo y de ver a Isaiah robar comida a sus compañeros y hurgar en la basura. Poco después los padres lo sacaron de la escuela y el informe quedó en un cajón.