¿Cómo podemos analizar las protestas que tuvieron lugar en Cuba en 2021?
El año 2021 marca la ruptura definitiva del mito simbólico que aún podía permanecer en algunos sectores dentro y fuera de Cuba sobre la llamada ‘revolución cubana’, gracias a las protestas del 11 de julio y tantos otros hechos ocurridos a lo largo del año. Cuba es un ‘pequeño dictador’ como cualquier ‘pequeño dictador’ latinoamericano y menos carismático aún. Cuba está en una etapa, llamémosla posdictatorial, postotalitaria, possomocista, postrujillo, donde el poder necesita legitimarse nuevamente y ya no tiene poesía para legitimar la poesía, el arte o la narrativa nacional. Todo ha desaparecido y lo que quiere el régimen es disciplina y represión militar. Militar significa hombres dentro de tu casa, disparando. Eso fue lo que vimos el 11 de julio, pero a la vez, todo esto sale en la segunda mitad del año por la represión, por los cientos de presos políticos, por lo que pasó en noviembre. [convocatoria de la plataforma Archipiélago] con la expectativa de protestas y que finalmente todo estaba en el aire. También creo que ahora hay un momento de escepticismo donde hay cierto cansancio, cierta incredulidad, y eso es contra lo que tenemos que trabajar. La dictadura no ha perdido gobernabilidad, pero se consolida en el poder, aunque lo que no tiene es aura de legitimidad. Entonces vemos un régimen sin legitimidad, pero que no está perdiendo poder.
Lo que vimos en noviembre, cuando los ánimos se habían calentado y de repente todo pareció paralizarse, ¿se puede interpretar como un retroceso?
El escenario es complejo, sabiendo todo lo que se movió allí, pero ciertamente no fue un punto de ruptura. Ciertamente, fue un punto de inflexión negativo. Y podemos valorar todo lo positivo que se movilizó, especialmente en la comunidad internacional y en la conectividad de los activistas dentro de Cuba. pero el resultado [de los acontecido alrededor de la convocatoria de Archipiélago] Ahora que comienza el nuevo año, no podríamos decir que fue positivo, sino que fue un frenazo.
Retrocediendo, el 10 de julio de 2021 fue un punto de muerte, no había nada, había muchos proyectos, pero no se esperaba un día multitudinario de emancipación y rebeldía nacional a las 12 de la noche. También hay un poco de imponderable, de impredecible, de espontáneo, pero con tantos activistas presos y con este mensaje de que el mundo entero, más temprano que tarde, se va de Cuba, estamos comenzando un 2022 en el que los cubanos tenemos que ponernos en las pilas para poder recapitalizar toda esa energía que, de alguna manera, se ha ido dispersando. Tenemos ‘Patria y Vida’, tenemos un himno, tenemos muchos valientes que no fueron líderes de nada y que son y siguen siendo valientes. La presión internacional y diplomática no puede ceder en este momento desde Europa, ni desde aquí en Estados Unidos. Sería importante que el régimen se sintiera aislado, no solo con medidas económicas, sino diplomáticamente, que la gente le diga ‘usted no es un gobierno normal hasta que hace cosas normales’. ¿Quieres ser normal? Comportarse como un gobierno normal. Es muy importante que ese mensaje llegue y que llegue rápido para que no se normalice el nuevo tipo de castrismo sin Castro, parafraseando a algunos autores académicos que han hablado, por ejemplo, del peronismo sin Perón en Argentina. En Cuba podría estar ocurriendo un castrismo sin Castro, que podría perpetuarse por un par de décadas más.
¿Hace falta un movimiento como el del 11 de julio, orgánico, imprevisto, que desate en Cuba esa fuerza interior que muchos vieron desplegada en busca de una ansiada libertad?
Creo que es importante tener las condiciones mínimas, que haya conectividad, porque los chicos salían en muchas ciudades porque sabían lo que pasaba en otras. No estaban coordinados, no sabían sus nombres, simplemente vieron directamente que a veces les eran enviados desde afuera. La conectividad a Internet es importante. La Administración Biden debería terminar de garantizar un servicio de Internet satelital o de alguna otra forma para que los cubanos puedan tener acceso a Internet y no quedar cortados como sucedió el 11 de julio. La conectividad es como una magia liberadora. La Primavera Árabe comenzó porque una persona sufrió una injusticia. La situación en Cuba es mala, cualquier hecho de este tipo, como una injusticia en un hospital, una brutalidad en un cementerio, un abuso contra un abuelo puede llevar a una indignación explosiva, sobre todo cuando ya se ha probado el sabor de la libertad. No cometimos un delito por salir a la calle y gritar ‘abajo el gobierno’ no es delito en ningún país del mundo, incluso desconocemos su carácter dictatorial. Las calles no son de los comunistas en Cuba, las calles son de los ciudadanos.
Hablas de un peronismo sin Perón y un castrismo sin Castro que podría desencadenar unas décadas más en el poder de la mal llamada revolución castrista. ¿Cómo te imaginas ese aspecto?
Es un riesgo real, aunque lo único que ya tienen son armas y represión. Pueden matar a la gente por completo si quieren, pero ya no tienen nada. El régimen no está investido de autoridad, no depende de la fuerza. Ya no tiene poder en un sentido. Quiero decir, es pura fuerza bruta. El Gobierno lleva muchos años mandándonos un mensaje de que están en el poder a perpetuidad. Hablan de continuidad, que es la tradición latinoamericana de continuidad, y dicen que en Cuba no puede haber cambio ni alternancia de poder. Se trata de que el pueblo cubano sea representado de una vez por todas por un gobierno que tiene que rendir cuentas a sus votantes en toda su pluralidad, aunque sea una transición que lleve algunos años.
dcastrope@diariolasamericas.com
@danielcastrope