El nuevo Ejecutivo de Benjamin Netanyahu, el más derechista de la historia del país, apunta a otras minorías, según ONG.
El nuevo gobierno israelí, encabezado por Benjamin Netanyahu junto con socios ultraortodoxos y de extrema derecha, ha apuntado a la comunidad LGTBI, que se ve a sí misma en «la primera línea de batalla» contra lo que describe como un ofensiva generalizada contra diferentes minorías.
“Mi problema no es con personas específicas sino con la ideología LGTBI y su movimiento político”, dijo Avi Maoz, viceministro religioso de Israel a cargo de las políticas de educación y migración, durante la juramentación del nuevo gobierno israelí hace menos de un mes.
A declaraciones como esta, habituales entre los ministros del nuevo gobierno, se suman también acciones, como la inclusión en los acuerdos de coalición de una cláusula que llama a enmendar la ley contra la discriminación para que los comerciantes o incluso los médicos puedan negarse a prestar servicios a quienes “dañan sus creencias y sentimientos religiosos”.
Ante esto, representantes de la comunidad LGTBI elevaron un grito al cielo y adelantaron que lucharán hasta el final para proteger los derechos que han conquistado y de los que solía presumir Israel.
De hecho, Tel Aviv acoge anualmente el Desfile del Orgullo Gay más grande de Oriente Medioun evento que sucesivos gobiernos han defendido como ejemplo de los valores democráticos y liberales del país.
“Durante mucho tiempo las descarté, diciendo que no iba a pasar nada, que eran políticas inaplicables, pero ahora la realidad nos muestra otra cosa, estamos siguiendo modelos como el de Hungría, y eso nos obliga a intensificar nuestra lucha. «, explicó a EFE. Hila Peer, presidenta de AGUDÁ, organización del colectivo LGTBI israelí.
Las cifras recopiladas por esta organización reflejan un aumento del 75% en incidentes homofóbicos en el último añoalgo que, según Peer, demuestra que incluso antes de la aplicación de políticas concretas, “la retórica es suficiente para generar un clima de violencia en las calles”.
Su ONG y varias otras han instado a la población a manifestarse y han organizado múltiples protestas, además de sumarse a la masivas manifestaciones antigubernamentales que tuvo lugar en Tel Aviv en las últimas semanas, en el que multitud de carteles y banderas clamaban contra la ofensiva contra el colectivo LGTBI.
Una de las organizaciones más activas es Havrutá, que representa a los judíos religiosos de esta comunidad. Esta comunidad se siente especialmente amenazada, sobre todo por su cercanía religiosa, geográfica, comunitaria e incluso ideológica, con algunos políticos que impulsan la ofensiva contra sus derechos.
Muchos de sus miembros lamentan haber votado por Netanyahu y sus asociados priorizando cuestiones de seguridad o económicas, aunque admiten sorpresa por la embestida del gobierno contra ellos.
«De repente las autoridades religiosas se sienten más empoderadas para expresar sus opiniones contra nosotros», explica a Efe Shay Bramson, presidente de Havrutá, cuya línea de atención telefónica no ha dejado de sonar en las últimas semanas.
terapias de conversión
La preocupación central, revela, es la terapia de conversión, ilegalizada a principios del año pasado y que anticipan podría ser reautorizado bajo este gobierno, el más derechista y religioso de la historia de Israel.
Bramson dice que él mismo se vio obligado a someterse a estas terapias durante su adolescencia, muy difundidas en sectores religiosos y foco del activismo de su organización.
Este activismo, precisa, no solo se da en las calles sino también en los medios religiosos e incluso en los pasillos del Parlamento, donde mantienen frecuentes contactos incluso con algunos partidos del Ejecutivo.
“Nuestra lucha no es contra el gobierno sino contra políticas específicas dirigidas hacia nosotras y hacia otras minorías, como las mujeres o la población árabe de Israel, ya que consideramos que son políticas que van en contra del Estado y en contra de los valores del judaísmo. «, aclara. .
La polémica reforma judicial
La defensa de otras minorías ha llevado a las organizaciones LGTBI a implicarse en el movimiento de protesta contra la reforma judicial promovida por la nueva coalición, que otorgaría más poder al Gobierno en detrimento de la Justicia, cuya independencia quedaría profundamente debilitada.
Esta reforma, que podría poner en peligro el modelo de democracia liberal israelí, incluye una cláusula que permitiría a una mayoría simple de parlamentarios anular decisiones del Tribunal Supremo, conocido por su defensa de los derechos de las minorías.
Peer, de AGUDÁ, se muestra preocupado por el impacto de dicha reforma sobre el terreno y cree que el colectivo LGTBI representa «la primera línea de batalla».
“Somos un grupo muy fuerte y organizado, y creo que primero vienen por nosotros porque somos los que más apoyo tenemos de la sociedad en general. Por eso creo que debemos mantenernos firmes y trabajar juntos, porque si caemos , el resto de las minorías se quedarán atrás», cierra Peer.
Fuente: EFE
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