La Feria Internacional de Turismo de Cuba inicia este lunes en La Habana en medio de una profunda crisis que complica la recuperación de un sector también vital -por tamaño y acceso a divisas-, para reactivar la maltrecha economía nacional.
Cuba recibió 1,6 millones de viajeros internacionales en 2022 y quedó por debajo de la meta de 1,7 millones -que partió de un reajuste de la previsión inicial de 2,5 millones-, según la Oficina Nacional de Estadística e Información (Onei).
Aunque llegaron más turistas internacionales que en 2021 (356.470), la cifra está lejos de los niveles de 2019 (4,2 millones) y 2018 (4,6 millones), antes de la covid-19, que arruinó el segundo sector de la economía cubana y su tercera fuente de divisas.
«La recuperación en 2022 fue lenta, mientras que en otros destinos de sol y playa de la región como Cancún (México) y Punta Cana (República Dominicana) el repunte ha sido casi el doble», dijo a Efe el profesor emérito de Economía. y Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Pittsburgh, Carmelo Mesa-Lago.
el objetivo ambicioso
Economistas cubanos consultados por EFE no prevén que se alcance la meta de 3,5 millones de visitantes este año proyecciones internacionales proyectadas por el Gobierno, dada la crisis actual, con frecuentes apagones, escasez de alimentos, medicinas y combustible, y caminos y otras infraestructuras públicas en mal estado.
«En marzo (de 2023) estamos un 40% por debajo de los niveles de 2019, el último año normal antes de la pandemia», explicó a Efe el economista Elías Amor, quien agregó que el crecimiento alcanzado respecto a 2022 se sustenta en niveles de actividad muy bajos.
El profesor cubano Omar Everleny aseguró a EFE que «es muy difícil llegar a los niveles previos a la pandemia; mientras su colega Pedro Monreal abogó en Twitter por una rectificación» del pronóstico y estimó un rango para todo 2023 entre 2,3 y 3,1 millones de visitantescon un escenario intermedio de 2,9 millones.
Por su parte, Mesa-Lago recordó que “el aumento del turismo en 2023 viene impulsado principalmente por los visitantes de Canadá y estos se concentran en la temporada alta debido al frío canadiense, por lo que este grupo disminuirá fuertemente en la temporada baja”.
«Cuba apostar por el mercado ruso para compensar la caída del turismo europeo por problemas de servicio y otras cuestiones, pero la guerra en Ucrania provocó la caída de ese mercado», dijo.
menos visitantes
Un menor número de visitantes implica una menor entrada de divisas y más dificultades para salir de la crisis económicalo que a su vez dificulta la recuperación del turismo, argumentó Everleny.
La situación tan compleja de la economía afecta al turismo porque, por ejemplo, un turista necesita alquilar un coche para moverse por el país y no tiene combustible o a veces en un hotel cinco estrellas no se cuenta con los insumos necesarios, explicó.
Agregó que es necesario invertir en una industria competitiva no hotelera porque si el turista solo va a gastar en el hotel, los ingresos que tendrá esta instalación son mínimos.
Su colega Elías Amor, en tanto, consideró que este lento crecimiento impide la obtención de divisas que el Estado necesita para desarrollar sus programas y funciones, reduciendo el potencial de crecimiento económico.
Hay serios problemas para definir la política turística, según este académico, que defiende que el turismo «no es un sector motor de una economía», porque «puede ayudar, pero no puede asumir ese papel».
Para el profesor universitario Jorge Luis Perelló, son necesarios «cambios reales y profundos» en factores como el diseño de la oferta de productos y servicios, la captación de nuevos segmentos de mercado, la complementariedad con los demás sectores económicos nacionales que intervienen en la cadena de valor del turismo, entre otros.
ocupación baja
La tasa de ocupación hotelera en 2022 fue del 15,6%, frente al 48,2% alcanzado en 2019, según cifras oficiales.
“Es muy difícil explicar por qué se siguen construyendo hoteles con una ocupación tan baja. Esa no es la solución”, subrayó Everleny.
El profesor Mesa-Lago, a su vez, estimó que no tiene sentido seguir invirtiendo tanto en turismo y tan poco en agricultura, cuyo desastroso desempeño obliga a importar 2.000 millones de dólares al año.
Para Elías Amor, el Estado cubano descuida otros renglones esenciales de la actividad económica, como la energía, el agua, las infraestructuras o la vivienda al seguir invirtiendo en hoteles.
El primer ministro cubano, Manuel Marrero, reconoció en marzo que en la situación actual, Cuba «necesita turismo y los ingresos que puede aportar a la economía nacional».
“El covid-19 multiplicó por cero este sector estratégico, que actualmente continúa en el empeño por recuperar los niveles previos a la pandemia, en medio de serias dificultades”, admitió Marrero, quien dirigió esa cartera entre 2004 y 2019.
El informe de balance del Ministerio de Turismo de 2022 menciona problemas con la calidad del servicio, la falta de productos e insumosel mantenimiento de las instalaciones, el repostaje, la oferta insuficiente de actividades de ocio, extrahoteleras o de conectividad a Internet.
Al respecto, Marrero señaló que el embargo económico estadounidense, la guerra en Ucrania y la inclusión de Cuba en la lista de Estados patrocinadores del terrorismo afectan el normal desarrollo de un sector clave para la economía de la isla caribeña.
Fuente: EFE
pb