Suena extraño que una empresa cuyo producto más popular se vende por un 29% menos, se declare «cautelosamente optimista». La empresa es Lenovo y el producto son sus computadoras personales (PC). El entrevistado, Luca Rossi, es presidente de la división de Dispositivos Inteligentes de esta empresa china. Suena raro, pero no es contradictorio: según Rossi, es el resultado de una desafortunada secuencia que ha echado abajo casi todo lo que avanzó la demanda de PC durante la pandemia.
Durante la conversación, Rossi desglosa las causas de las fluctuaciones que experimenta el mercado mundial de PC. En 2019, esta industria despachó -no es lo mismo que vender- 267 millones de unidades, que ascendieron a 302 millones en 2020 (+12%) y tocaron techo en 2021 con 350 millones (otro +14%) antes de entrar en caída libre
En 2022 fueron 292 millones (-17%) y entre enero y marzo pasados, 68 millones (-17%), según informa IDC. Así, Lenovo (y Rossi) celebrarían encantados si a final de año se igualara la cifra anterior a la pandemia: «Confiamos en que saldremos de esta crisis de demanda mejor de lo que entramos», dice el directivo.
Luca Rossi es el primer responsable de un negocio global de 49.371 millones de dólares -PCs y tablets Lenovo más móviles Motorola- que aporta el 79,68% de la facturación de la compañía. Año tras año, Lenovo encabeza la tabla en esta industria; casi una cuarta parte de todas las computadoras enviadas al canal de distribución llevan su marca. El trío líder –seguido por HP y Dell– controla el 59% del mercado mundial de computadoras personales.
La demanda de PC alcanzó su punto máximo en 2021, pero en 2023 casi ha vuelto a las cifras de 2019
Rossi reconstruye dos rasgos de la situación. El primero: los envíos de PC al canal de distribución –lo que miden las consultoras– han caído un 16,5% en 2022 y un 29,1% en el primer trimestre de 2023. Segundo: las activaciones de nuevos dispositivos por parte de los usuarios también caen, pero mucho menos, que lo que se puede deducir de una mejora en la demanda real.
El diálogo deriva así en un ejercicio de análisis de mercado. En primer lugar, la demanda de particulares no se comporta de la misma forma que la del segmento comercial (empresas, administraciones y educación). Las PC de consumo comenzaron su declive antes hasta que, aparentemente, tocaron fondo en el primer trimestre.
Pero el crecimiento no será inmediato: “Cuando hayas comprado un televisor, una nevera o un PC en 2020, es poco probable que compres otro en 2023”. El panorama es más optimista en el mercado comercial, con una base cuya vida promedio es de cuatro a cinco años en espera de renovación. A partir de 2024, Microsoft comenzará a retirar el soporte para su sistema operativo Windows 10. “Sería temerario que cualquier organización prolongara la vida útil de estas máquinas y quedara desprotegida”, advierte Rossi.
Otro problema asociado son los inventarios. Durante el pico de demanda, muchos vendedores acumularon inventarios que han tenido que reducir a costa de ofrecer descuentos (parcialmente subsidiados por la industria, señala el entrevistado). Lenovo ha calculado que los inventarios, al menos para su marca, volverán a ser razonables a principios del segundo semestre.
La reducción de inventarios en manos del canal de distribución aún no termina
Es previsible una reactivación de la demanda en 2024, pero la inflación y los tipos de interés «no ayudan», por lo que se espera poco de los consumidores. Las esperanzas de un nuevo ciclo descansan en Microsoft, que tiene como norma recortar el soporte a una versión de Windows (en este caso la 10) para dar impulso a la siguiente (la actual Windows 11). “Y no debemos olvidar –concluye Rossi– que una cierta cantidad de dispositivos comprados a toda prisa en lo peor de la pandemia son candidatos a ser reemplazados durante los próximos dos años”.
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