La educación cambia y salva vidas

Las muertes maternas deberían ser cero todos los días, todos los años, en todos los rincones de México y del mundo. Lamentablemente estamos lejos de ese logro; Por el contrario, junto a la crisis sanitaria provocada por el COVID-19, estadísticas del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) revelan que en 2020 las muertes maternas en el país aumentaron un 36,7%, en comparación con 2019. Esto significa que 1.189 mujeres perdieron la vida ese año.

En 2020, el periodo de confinamiento para limitar la propagación del virus que provoca el COVID-19 no solo tuvo la indeseable consecuencia de ralentizar la actividad económica o cerrar pequeñas y medianas empresas. Esta ha sido quizás la consecuencia más palpable, pero ¿poco sabemos de lo sucedido en cada una de las viviendas? ¿Qué pasó con las familias? ¿Cómo experimentaron las mujeres este trance? ¿Cómo llegaron los jóvenes, adolescentes, niñas y niños? Quienes, además, dejaron de asistir a la escuela ante el cierre de las escuelas para continuar a través de una estrategia desarticulada de educación a distancia.

La encuesta Equidad y Retorno, realizada por Mexicanos Primero en 2021, permite conocer que el 6.2% de los estudiantes de primaria y secundaria abandonaron la escuela durante las clases a distancia, y que, de este grupo, el 47.4% eran mujeres. Los motivos por los que las niñas y adolescentes abandonaron la escuela nos hablan de la continuidad de los roles de género asignados, así como de situaciones de violencia y abuso como los embarazos en niñas y adolescentes.

Prueba de ello es que, al cierre de 2021, los casos de deserción escolar por embarazo aumentaron en 4,4 puntos porcentuales, respecto a principios de año. Esto significa que, para el regreso a clases, el 6,4% de las niñas y adolescentes de 10 a 15 años encuestadas, abandonaron la escuela por este motivo. Aunado a esto, las cifras de mortalidad materna indican que, en 2020, el 3.4% de las muertes maternas en todo México fueron de niñas y jóvenes entre 12 y 17 años. Asimismo, luego de dos años de descensos consecutivos, las muertes maternas en este grupo de edad aumentaron 17,1% en ese año.

Después de las clases a distancia y el confinamiento, es innegable que las escuelas no solo son un espacio para promover el aprendizaje y el desarrollo integral de los estudiantes, ahora podemos ver que muchas veces son refugios para sus estudiantes, ya que las niñas y adolescentes no solo son vulnerables por su el género, otras circunstancias, como su etnia, confluyen y se refuerzan como factores de riesgo para el pleno ejercicio de sus derechos. Por ejemplo, en 2020, cuatro de cada 10 muertes maternas de niñas y adolescentes entre 12 y 17 años ocurrieron en zonas rurales y el 14,6% de las niñas y adolescentes que perdieron la vida hablaban una lengua indígena.

Garantizar el cumplimiento efectivo del derecho al aprendizaje, en especial de las niñas y adolescentes, no se limita a un logro en su carrera académica, su retorno y permanencia en las aulas permea distintos aspectos de su desarrollo humano que las acompañará por el resto de su vida. sus vidas. su vida.

POR THAMAR MARTÍNEZ VARGAS
EX COLABORADOR EN MEXICANOS PRIMERO
@THAMARAMV

CAMARADA

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