La artista Miriam Cahn está en el ojo del huracán. El pasado mes de febrero se inauguró en el Palais de Tokyo una retrospectiva, siguiendo la línea de una exposición celebrada por el Reina Sofía en 2019, pero a la que se sumó una serie dedicada a la guerra de Ucrania que incluía ¡Fuck Abstraction!, un cuadro que representa a un hombre que impone felación sobre una víctima frágil, arrodillada y con las manos atadas. La imagen provocó indignación en grupos y en la extrema derecha francesa luego de que un niño fuera visto y exigiera prohibirla, con base en la ley, que prohíbe la exhibición pornográfica de menores.
El caso fue examinado por el Tribunal Administrativo de París, que consideró infundada la denuncia, porque la obra «hace referencia a la forma en que se utiliza la sexualidad como arma de guerra», y que «el contraste entre los dos Cuerpos muestra la el poder corpóreo del opresor y la fragilidad del oprimido demacrado”.
En su juventud, la artista se involucró en los movimientos feministas y antinucleares. Ese período es la base de su obra, que siempre denunció la humillación y la violencia en guerras como la del Golfo o los Balcanes; los cambios geopolíticos que siguieron a la Primavera Árabe y las crisis que han obligado a cientos de miles a emigrar. Con esta información, la obra puede entenderse en el contexto de la carrera de Miriam. Existen serios debates sobre su origen, su contexto y su autor; sin embargo, sería excesivo, y atentatorio contra la libertad de crear, prohibir pintar. Si esa fuera la forma de proceder, los museos quedarían vacíos: todos muestran obras sexualmente explícitas y violentas. Es imperativo entender que el malestar es inherente a la libertad de expresión.
Las pinturas de Cahn se encuentran en colecciones de todo el mundo: en el MoMA de Nueva York, la Tate de Londres y el Museo de Arte Moderno de Varsovia, entre muchos otros.
POR MELISA MORENO
MELISSA.MORENOC@GMAIL.COM
@MELISSOTOTA
LSN
Continuar leyendo: La libertad de crear | El Heraldo de México