El 27 de noviembre, más de un millón de personas seguramente marcharán por Paseo de la ReformaAV. Juárez hasta llegar al Zócalo de la CDMX, “como parte del informe de trabajo” del presidente de la República Andrés Manuel López Obrador y su llamada cuarta transformación.
Es obvio que, más allá del informe (si hay algo que informar), esta movilización es en respuesta a la marcha del pasado domingo 13 de noviembre a favor de la INE, que, lejos de las cifras, la realidad es que concentró voluntariamente a miles de ciudadanos en 52 ciudades de la República Mexicana.
Es claro que la intención de Andrés Manuel es eclipsarlo con su tediosa narrativa, la movilización y el operativo nacional, como lo ha hecho durante 20 años. Porque tampoco es ajeno a la discusión que se hizo en gran parte desde Presidencia, por el impacto que tiene la promoción de estas imágenes en medios y redes sociales.
Ya se habían hecho varios intentos antes de convocar una marcha masiva, como las marchas feministas, otras en autos —ninguno exitoso—, y muchas otras casi sin capacidad de penetración, organización, y finalmente esta marcha a favor del INE lo hizo fue exitoso.
Tuvo éxito porque hubo un llamado, hubo una respuesta de la ciudadanía y se creó una narrativa, a pesar de que no se dio una explicación didáctica sobre las modificaciones que propone López Obrador, sus verdaderas intenciones y los riesgos que esto implica por nuestra libertad y nuestra democracia.
Ahora, de la marcha a favor de INE, Claudio X. González enfrentarán un grave problema ya que una campaña como la que pretenden realizar solo es viable si existen causas, verdadero conocimiento del territorio, sus problemas y sentimiento social en cada uno de los segmentos que conforman el ecosistema mexicano, seguido de una cadena sucesiva de actos que mantienen, al menos, el mismo espíritu con un número creciente de personas que se identifican con ellos.
Por otro lado, si bien la marcha dejó en evidencia la identificación y sentido de pertenencia que la sociedad tiene con el INE, también dejó en claro el rechazo, la falta de competitividad y representatividad de los actuales líderes de los partidos políticos, en particular de los PAN, PRD y PRI, además de su incapacidad para abanderar causas sociales, convocar y organizar al electorado.
A partir de esto, el panorama no solo se complica, precisamente por la polarización que ha provocado el propio Presidente de la República, sino también por la respuesta que López Obrador dado, lo cual no sólo es desproporcionado por la gran movilización nacional y el derroche de recursos económicos del erario que realizará, sino porque él mismo participará en su marcha de venganza. Hoy los políticos deben tener claro que la sociedad respondió al llamado porque era su INE, sin embargo, cuando sean los partidos políticos con su imagen desaprobada y sus líderes desprestigiados los que tengan que convocar y abanderar las causas, ¿será la misma respuesta? ? ….
Es una pregunta.
POR MARTA GUTIÉRREZ
ANALISTA DE COMUNICACIÓN POLÍTICA
@MARTHAGTZ
MAÍZ
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