La misión de una organización sin fines de lucro está en desacuerdo con la de su mayor inversor.

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En lo que respecta a las historias de destrucción de valor, la de OpenAI se encuentra entre las grandes. La empresa de inteligencia artificial generativa estaba a punto de vender acciones por una valoración de 86.000 millones de dólares. Un golpe interno después y sus posibilidades de alcanzar tales alturas han caído en picado.

Los ejemplos de empresas que arruinan sus propios valores multimillonarios son relativamente raros. WeWork quemó su valoración de 47.000 millones de dólares con un documento de cotización extravagante que puso al descubierto el alcance del gasto excesivo de las empresas. El discurso de Jack Ma en el que criticaba a los reguladores chinos llevó a la suspensión de la cotización prevista de Ant, la fintech que fundó y que debía recaudar más de 30.000 millones de dólares. La diferencia en el caso de OpenAI es que la acción provino de un grupo sin ningún interés financiero en la empresa.

La junta directiva de OpenAI controla una organización sin fines de lucro creada para beneficiar a la humanidad, no a los accionistas. Su decisión de despedir al director ejecutivo y cofundador Sam Altman, considerar una reinstalación y luego optar por reemplazarlo con un nuevo director general ha fracturado a la empresa. Un miembro de la junta directiva, Ilya Sutskever, ya se ha mostrado arrepentido. La relación de OpenAI con Microsoft, su mayor inversor, está a punto de complicarse más.

Microsoft ha actuado como respaldo de alguna manera. Al contratar a Altman para liderar un nuevo equipo de investigación de IA, neutralizó la amenaza de que sus rivales le ofrecieran un trabajo o los medios para iniciar una nueva empresa. El precio de las acciones de Microsoft subió más de un 2 por ciento el lunes, borrando los efectos nocivos del caótico fin de semana. Ha declarado confianza en su “hoja de ruta de productos” con OpenAI.

Sin embargo, el hecho de que no haya tenido voz sobre la salida de Altman y haya recibido poca advertencia no fomentará buenas relaciones con la junta.

La estructura de OpenAI, incluido su liderazgo, todavía está cambiando. Tiene un nuevo líder que ha expresado su preocupación por la velocidad del desarrollo de la IA. Eso sugiere que no perseguirá objetivos de aceleración de ingresos, incluido convertirse en una plataforma para los clientes.

Microsoft es un inversor, cliente y competidor. Ya tiene una licencia para la tecnología OpenAI. La tecnología está integrada en el software de productividad de Microsoft. OpenAI, que genera pérdidas, también depende de los recursos de computación en la nube de Microsoft y de la inversión de 10.000 millones de dólares que prometió. Se informó que las pérdidas del año pasado superaron los 500 millones de dólares. El equilibrio de poder no está a favor de OpenAI.

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