La música promovida por los medios de comunicación hoy y escuchada por la mayoría de los jóvenes no sigue los parámetros de los cuales apreciamos los cuatro ingredientes fundamentales que requiere la buena música, que son: RITMO, MELODÍA, ARMONÍA Y TEXTO.
Por cierto, para profundizar en el mundo de la música se necesitan muchos, muchos años de firme dedicación y mucho estudio para considerarse un «compositor».
He escuchado algunas de estas «canciones» donde los textos son sumamente indecentes, llenos de improperios ofensivos y donde denigran a la mujer sin el menor escrúpulo, y qué decir de la ausencia total de melodías y armonías. Es muy inquietante pensar que muchos jóvenes consideren estas «cosas» como «buena música».
Es una verdadera lástima que buena parte de los jóvenes no conozcan lo mejor de la música universal. Creo que la misión y responsabilidad de los promotores musicales sería presentar todas las opciones para que el público tenga acceso a los diferentes estilos musicales; lamentablemente no lo que hacen.
Hoy en día es muy difícil ver a jóvenes asistiendo a conciertos de música clásica. Por ejemplo, considero un crimen que un joven no tenga idea de que existieron Beethoven, Mozart, Rachmaninoff, Gershwin, solo por nombrar algunos de los grandes maestros. También es una pena que nuestros jóvenes no conozcan la música jazz, sus intérpretes y su historia, que es uno de los legados culturales más trascendentales de la historia de los Estados Unidos de América.
Se pueden educar todos los gustos. Como son los hábitos de conducta, los modales, también se puede educar el buen gusto musical, y todos tenemos la responsabilidad de hacerlo, profesores, padres, organizadores de conciertos, radio, televisión, en fin, todos los que tienen que ver con la educación de jóvenes, y brindarles acceso a toda la música y que tengan la posibilidad de elegir.